Por José Calero* Jefe de Economía de la agencia NA
En medio de un reclamo de fondos cada vez mayor desde distintos sectores, el ministro de Economía, Martín Guzmán, prepara el Presupuesto 2021 con la meta de reducir el déficit a niveles «sostenibles».
El 15 de septiembre próximo enviará el proyecto de Presupuesto 2021 al Congreso y uno de los datos que más observarán los agentes económicos, y el FMI, es el sendero de reducción del desequilibrio fiscal para el año próximo.
Guzmán prevé que ese déficit se proyectará al 4,5% de un Producto Bruto que recibió un duro golpe este año por dos factores sumados: el impacto de la pandemia que paralizó la producción de bienes y servicios por varios meses, sobre todo en la construcción y el comercio, y una devaluación incesante desde mediados del 2019.
Como el Producto se mide en dólares, pero las empresas producen en pesos, se estima que cuando concluya el año el INDEC estimará un Producto muy cercano a los u$s 400.000 millones, muy por debajo de los u$s 600.000 millones de años anteriores.
Como para fin de año se estima un dólar de $85, ese producto, pesificado, rondaría los $34 billones.
Esto representa una meta de déficit fiscal de $1,4 billones para el año próximo, cuando en los primeros siete meses del 2020 ya se había alcanzado el billón.
Así, el Gobierno debería hacer un enorme esfuerzo de ajuste fiscal para alcanzar el objetivo, y a su vez lograr un fuerte incremento de la recaudación, en un escenario de caída generalizada de ingresos en términos reales, con una inflación anualizada del 40%.
La suba de la recaudación espera conseguirse ampliando la base imponible del impuesto de las Ganancias y reestructurando la lógica del monotributo, considerado un sistema que promueve la evasión, por parte del FMI.
Es muy probable que cuando se debata la reforma tributaria se ratifique el objetivo de la AFIP de ampliar la presión impositiva sobre los monotributistas, pero también hacer que la base imponible gravada con Ganancias sea mucho mayor.
Este combo, sumado a los $300.000 millones que aportaría el impuesto a las grandes fortunas, le permitiría al equipo económico acercarse a la meta de reducción del rojo fiscal primario y contar con una herramienta para sentarse a negociar en mejores condiciones el préstamo de u$s 44.000 millones más intereses realizado por el FMI al gobierno de Mauricio Macri.
Hay coincidencia entre los agentes del mercado en que son múltiples los planetas que deberán alinearse para cumplir con la promesa de achicar el desequilibrio presupuestario.
Este esquema se completará con tres premisas clave: fortalecer reservas, aumentar exportaciones y tener un tipo de cambio competitivo.
Por ahora, y mientras se decide qué hacer con el cepo cambiario, el tipo de cambio subirá en línea con la inflación.
El BCRA recomienda suspender las autorizaciones para adquirir u$s 200 mensuales, que están siendo aprovechadas al máximo por unos 5 millones de ahorristas.
Representan unos u$s 1.000 millones mensuales que el BCRA debe ceder mensuales, y que aún no reflejaron su impacto sobre las reservas porque la mayoría de esas divisas quedan depositadas en cajas de ahorro y se contabilizan como parte de esas tenencias acumuladas en el BCRA.
El Central debió desembolsar US$430 millones en tres días de este mes después de haber vendido US$1.250 millones en agosto por el cupo de US$200 por persona del «dólar ahorro».
Ese esquema es insostenible, porque se estima que las reservas de libre disponibilidad del BCRA alcanzarían para no más de cinco meses de dólar ahorro, y también deben ser utilizadas para pagar importaciones.
Guzmán quiere utilizar bonos para fortalecer la cuenta de las reservas y, tal vez, el swap de monedas con China, una idea que es acompañada por economistas como Martín Redrado.
Miguel Pesce, el presidente del Banco Central, prefiere cortar, al menos por algunos meses, la sangría provocada por el dólar ahorro, posición en la que estaría acompañado por la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, quien habló también de un desdoblamiento cambiario.
«El desdoblamiento ya existe», le contestó Guzmán, quien parece dispuesto a capitalizar el resultado exitoso de los canjes de deuda por unos u$s 108.000 millones.
Guzmán considera que el cierre total del canje hará reducir las presiones del mercado para una devaluación.
El ministro teme que la eliminación del dólar ahorro dispararía el «blue» ($132), que es tomado como valor de referencia por empresas y comercios a la hora de definir los precios de sus productos.
«Se puede ir por encima de los $150, le advirtió Guzmán al presidente Alberto Fernández.
Una buena señal, reconocida por el mercado, es que en agosto se redujeron las transferencias del Banco Central al Tesoro.
De los $430.000 millones que le transfirió en mayo, y los $210.000 millones promedio de junio y julio, en agosto el cheque del BCRA ascendió a solo $40.000 millones, ponderó Marina Dal Poggeto, del estudio EcoGo.
El objetivo es consolidar las variables económicas para llevarle un plan al FMI tiene dos obstáculos:
– Desconfianza de buena parte de los agentes económicos sobre las decisiones oficiales.
– El ruido político entre el Gobierno y la oposición.
Por eso Guzmán destacó que el acuerdo con el Fondo será rubricado por el Congreso, algo inédito.
La pretensión de buscar un déficit fiscal primario de 4,5% en 2021 refleja si bien se seguirán atendiendo ciertos gastos en la post pandemia, se buscará converger hacia cuentas equilibradas comenzando ya el año próximo, pese a ser uno electoral.
La clave será convencer de que se busca alcanzar el equilibrio en 2023, en el marco de un nuevo acuerdo con el FMI.
Para ello, se buscarán replantear los subsidios otorgados al fragor de la pandemia.
Mientras todavía no se confirmó el cuarto Ingreso Familiar de Emergencia o IFE 4, la titular de Anses, Fernanda Raverta, aludió a la Renta Básica Universal, que está en discusión en el seno del gabinete económico.
La ANSES está pensando en algún tipo de ayuda para las personas de 18 a 24 años, que ya no reciben la AUH pero están muy lejos de la jubilación.
Por ahora, el Gobierno sigue pensando en términos de subsidios, financiados con emisión monetaria récord.
En algún momento ese modelo deberá cambiar por un sistema centrado en la creación de puestos de trabajo.
El problema ideológico que siempre sufrió el kirchnerismo es su excesiva inclinación a pensar que el mercado interno y los subsidios pueden resolver esa ecuación.
Los ejemplos que llegan desde el mundo difieren: es la inversión privada la que genera empleo genuino, porque no solo crea puestos de trabajo de mejor calidad, sino que a su vez, lo que sería un gasto se convierte en un ingreso adicional de impuestos al Fisco.
Entender esa diferencia puede explicar el futuro de cualquier plan económico que el Gobierno esté dispuesto a impulsar.
*@JoseCalero.
jcalero@noticiasargentinas.com.
JC/AMR