Sin utilizar venenos como herbicidas o plaguicidas, el Centro de Producción de Alimentos de Gualeguaychú obtuvo 25.000 kilos de producción de verduras y hortalizas agroecolgógicas.
El Centro de Producción de Alimentos Municipal (CePam) de Gualeguaychú, Entre Ríos, es un programa apoyado por el gobierno local para abastecer a jardines, comedores infantiles e instituciones con frutas y verduras agroecológicas, así como apoyar el trabajo de una cooperativa de trabajadores que funciona en una chacra de 6 hectáreas alquilada por el municipio.
En un contexto en el que un proyecto de ordenanza busca prohibir el uso, aplicación, almacenamiento y comercialización del peligroso herbicida glifosato en todo el ejido de la ciudad, Gualeguaychú informó que por primera vez logró cosechar 25 mil kilos de verdura sin usar una sola gota de agrotóxicos.
“Los rindes obtenidos permitirán abastecer a distintas dependencias municipales, a organizaciones no gubernamentales y al Hogar de Ancianos”, indicó a El Día el titular de la Dirección de Cooperativas Mauricio Weber, quién además explicó que toda la producción fue realizada de manera artesanal y que la recolección se realizó de manera manual.
“La chacra donde hemos realizado la producción había sido muy productiva tiempo atrás, pero por distintas razones su propietario, Alberto Natchtrieb, dejó de trabajar la tierra. Pero seis años después, esto pasó a ser el CePAM, lo que marcó el retorno a su oficio del propietario, que es tercera generación de horticultores, gracias al sistema de cooperativas“, destacó.
Se comenzó a trabajar en septiembre pasado, y hasta la fecha se logró superar la barrera de los 25.000 kilos de producción de verduras y hortalizas, que fueron entregadas a la Secretaría de Salud y Desarrollo Social para abastecer a los jardines de infante municipales, los programas de alimentación para afrontar la desnutrición y la obesidad, las ollas barriales y populares, diferentes ONG e instituciones.
“En un principio, la vedette de la chacra fue el zapallito de tronco, que rindió unos 14.000 kilos, entregando unos 600 por semana a Desarrollo Social. Después hemos cosechado las variedades zucchini, anco, cabutia, además de pepino, acelga, cebolla y melón“, describió Weber.
Tras cubrir los gastos iniciales de inversión, el funcionario informó que se obtuvo una ganancia de $50.000, cifra que anteriormente el estado municipal tenía que disponer para comprar verduras. Además, acotó que “se generaron tres nuevos puestos de trabajo con gente de la zona que trabaja en la chacra aportando su conocimiento, que para nosotros es muy valioso. Tanto Alberto, Carlos y Cristina llevan dos décadas trabajando en huertas, y su aporte es invaluable“. Para la próxima cosecha ya trabajan en la producción de brócoli con la intención de destinarlo a todo los comedores.
Por su parte, el ingeniero agrónomo Guillermo Almeida, asesor que se sumó a la iniciativa, indicó que la chacra se encuentra en un proceso de transición y que se trabajó “sin echar mano a las estrategias tradicionales que contemplan el uso de agrotóxicos”. “Tiempo atrás, el productor, afectado por plagas y desesperado por salvar su producción, agarraba la mochila y desparramaba cualquier cosa“, recordó.
“Podría ser que usemos una cama de pollo, que si bien la misma tiene sus cuestionamientos, sería un avance en relación a un fertilizante químico“, explicó. “Cuando uno quiere producir sin químicos, el entorno también juega, sobre todo si las inmediaciones del lugar donde cultivamos se utilizan agrotóxicos“.
Fuente: Revista El Federal