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Grandes plumas rosarinas van a hacer un «Barullo» cultural


Por Mario Luzuriaga

Hace tiempo que no se veía una revista que destaque la cultura que ronda por la ciudad. Y no a la cultura del espectáculos, sino a la cultura propia que tiene Rosario. Es por esto que grandes profesionales y trabajadores de la palabra unieron fuerzas en tiempos difíciles para que una revista cultural completamente rosarina salga a la luz.

Y verdaderamente van a hacer «Barullo» las notas que salen en esta revista bimestral, que hará visible historias de lugares y de personas notables.

Horacio Vargas, fundador de Rosario 12, es una de las cabezas de este proyecto que invita a los lectores a conocer un poco más las miles de historias que tiene la ciudad y dialogó con CLG.

—¿Es «Barullo» la revista cultural que le faltaba a Rosario? 

—Lo que faltaba en la ciudad es una revista en papel que si vos lo pensás es medio raro. Es medio increíble que una ciudad de estas características no tenga una revista mensual o bimensual, una revista en fin, con contenidos que aportan periodistas y escritores rosarinos. Quienes integramos la dirección somos tipos con muchos años en la gráfica, tanto en Rosario 12 como en La Capital. Eso fue lo que me llamó la atención, era una pregunta que me sonaba. Por qué no hay una revista colgadita en los kioscos de esta ciudad que demuestren o reflejen lo que esté pasando a nivel cultural. Yo entiendo que la crisis económica ha llevado a otra gente con proyectos que apuntan al periodismo digital, con otros costos de producción, que no es lo mismo que una revista de papel y profesional. Yo digo que esta es una «PyMe cultural», porque todos los colaboradores cobran por su trabajo, y eso no es un dato menor.

—¿Cuál fue el germen de esta revista?

—Cuando comencé a pergeniar la idea de la revista, de darle contenido, darle sumario; lo primero que pensé fue rodearme de amigos. Y con eso hemos hecho una selección que creo que es de primera. La intención y el objetivo es tener una revista de calidad periodística y escrita con excelencia. Los textos están muy corregidos y eso habla de la seriedad del proyecto. Hicimos una presentación hace poco y nos fue muy bien, porque estuvo todo el arco cultural, político, sindical y lectores. Hubo mucha respuesta positiva de la gente y planteando que hacía falta una revista de estas características.

—¿Hacía tiempo que no había una revista así en la calle?

—En los últimos treinta años no la hubo. El último proyecto de revista cultural que hubo fue la revista «Vasto Mundo», que la dirigía Rafael «El Negro» Ielpi y que la sostenía la intendencia de Horacio Usandizaga. Fue una revista en el sentido de que fue muy importante. Había una cabeza muy amplia que era la de Ielpi y ese es el sentido de «Barullo», que tenga una mirada plural, con las mejores plumas de la actualidad de Rosario y también dándole posibilidades o esperando a nuevas generaciones. La única condición es que sepan escribir.

—¿A quiénes vamos a encontrar escribiendo en este primer número?

—En el primer número, la nota de tapa es una crónica de Jorge Salum, que es periodista de La Capital y gran fanático de la bicicleta. Le propusimos que describiera y narrara la ciudad desde ese transporte; salió una nota magnífica donde él va pedaleando y va apuntando situaciones de la ciudad que uno no lo ve. Después Marcelo Scalona, escritor y periodista, le pedimos que fuera a la casa natal de Juan José Saer, que ahora fue comprada por el Gobierno de Santa Fe, para hacer un centro cultural. Allí fue con el fotógrafo e hicieron una crónica imaginando cómo era Saer de niño y cómo eran sus días en esa esquina de ramos generales que era Serodino.

—¿Cómo serán las secciones de la revista?

—La revista se va a sostener de la crónica, pero también del reportaje, el fotoperiodismo, el arte y las secciones fijas de cultura. También hay otra sección que retrata a rosarinos que hacen causas perdidas. Gente que están Facebook que se llama «Basta de demoliciones», lo que hacen es alertar el peligro de la preservación del patrimonio arquitectónico de la ciudad, entre otras cosas. Javier Núñez escribe una crónica sorprendente, en primera persona, contando su acercamiento al Museo Castagnino, lo que fue verlo de afuera cuando iba a la cancha de Newell’s. Entonces cuenta su primera vez en el Castagnino.

—¿Cómo fue la financiación para este proyecto?

—Quiero remarcar el apoyo de la editorial de la UNR, fue impresa en los talleres de la UNR, a veces se habla de la Universidad pública y se duda de la calidad. Pero cuando ves el material y con solo palparlo te das cuenta de la excelente calidad. Vamos a distribuirla en kioscos de diarios y revistas, para mí ver que mi publicación esté colgada ahí me emociona mucho y más en estos tiempos.

—A título personal, ¿qué sentís por «Barullo»?

—Lo vivo como un hijo, una criatura pensada y deseada, para mantenerla había que rodearse de buena gente y buenos profesionales. Con «Barullo» me encuentro muy contento con la repercusión que tiene y me parece que el lector encontró una revista para comentarla y divulgarla.