Espectáculos

Crítica: Creed 2

Golpes de emoción y construcción del legado


Por Santiago Fizsbein

Sylvester Stallone es el pilar fundamental de esta historia que nació en 1976 y que culminó en esta película.

Rocky, un boxeeador amateur, se transforma de la noche a la mañana en un ídolo popular tras batallar al campéón de peso completo Apollo Creed (Carl Weathers). El resto lo conocemos todos, pero ahora un hecho crucial en la vida de Rocky, regresa sin avisar.

Adonis Creed (Michael B. Jordan), hijo de Apollo, se convirtió en campeón mundial y es entrenado por Rocky (Sylvester Stallone). Pero todo va ser un infierno con la llegada de un retador muy especial: Viktor Drago (Florian Munteanu). El apellido Drago afectó tanto a Rocky como a Adonis, ya que quien entrena a Viktor, es su padre Iván, quien asesinó accidentalmente a Apollo durante una pelea de exhibición.

Una película muy especial y esperada por los fans de Rocky, ya que siempre se quiso volver al enfrentamiento entre el «semental italiano» y «el gran ruso». Pero como los años no vienen solos, se decidió por el enfrentamiento entre los púgiles más jóvenes.

Todo el tiempo se está hablando de legados, de lo grande que fue Apollo Creed y de los miedos del propio Adonis en varios aspectos de su vida.

El corazón de toda esta historia es el propio Rocky Balboa, Sylvester Stallone creó este enorme personaje que hace sombra a todos los involucrados. Stallone conoce a su personaje a la perfección y lo exprime hasta el final. Y de final me refiero a su propio final (emotivo) que dio a conocer el propio actor a través de sus redes sociales.

Entretenida, dinámica y emotiva, «Creed 2: Defendiendo el legado», será por siempre la despedida de un gran campeón.

Calificación: Buena.