"En un descarado acto de desafío e incumplimiento del acuerdo de Doha, aproximadamente el 85% de los 5.500 talibanes liberados retomaron sus papeles en el desencadenamiento de la violencia", afirmó el vicepresidente primero de Afganistán
El vicepresidente primero de Afganistán, Amrullah Saleh, denunció hoy que el 85% de los combatientes talibanes liberados por su Gobierno como parte de las negociaciones de paz entre la insurgencia y Estados Unidos retomaron las armas.
«En un descarado acto de desafío e incumplimiento del acuerdo de Doha, aproximadamente el 85% de los 5.500 talibanes liberados retomaron sus papeles en el desencadenamiento de la violencia y la campaña de masacre de civiles. Nuestro noble gesto y sinceridad no fueron correspondidos y se vieron como debilidad. NUNCA MÁS», publicó Saleh en su cuenta de Twitter, reproducido por la agencia de noticias DPA.
Estados Unidos y los talibanes firmaron a finales de febrero de 2020, en Doha, un acuerdo que además del recorte del contingente militar estadounidense en Afganistán, estipulaba la liberación de miles de prisioneros de ambos bandos para allanar el camino al diálogo inter afgano.
Sin embargo, el proceso de paz se vio atascado durante varios meses, principalmente debido a las dilaciones en el intercambio de prisioneros.
El 9 de agosto de 2020, la gran asamblea del pueblo afgano, Loya Yirga, recomendó al presidente Ashraf Ghani excarcelar a los últimos prisioneros de una larga lista presentada por los talibanes.
Eran los insurgentes acusados de delitos graves, por lo que Ghani había dejado su liberación en manos de la asamblea.
Las negociaciones inter afganas que comenzaron a mediados de septiembre pasado en Doha no derivaron hasta ahora en una reducción de la violencia en el país.
Washington acusó a los talibanes de incumplir su parte del acuerdo con los continuos ataques contra las fuerzas gubernamentales, lo que podría retrasar la retirada de las tropas estadounidenses del territorio afgano.
El Gobierno afgano ya había acusado a los talibanes liberados de regresar al campo de batalla, pero la milicia lo desmintió y denunció a su vez al Gobierno por seguir ordenando ataques contra sus campamentos y unidades situadas en zonas teóricamente libres de conflicto.
Afganistán experimentó un repunte de la violencia durante los últimos meses a pesar del acuerdo entre los talibán y Estados Unidos y de las conversaciones de paz entre el grupo y el Gobierno afgano, cuyas delegaciones pactaron en diciembre la «hoja de ruta» para el proceso.