Fue la gota de agua que colmó el vaso: cuando un hombre hizo una foto debajo de su falda, con total impunidad, Gina Martin, una inglesa de 27 años, decidió luchar para cambiar la ley.
En julio de 2017, la joven Gina Martin asistió a un festival de música en Londres. Un hombre se le acercó y se frotó contra su cuerpo. «Cinco minutos después vi que su amigo miraba el teléfono, estaba en WhatsApp y miraba una foto de cerca de la entrepierna de una mujer (…) Enseguida me di cuenta de que era una foto mía», explicó la chica a la AFP.
«Humillada» y conmocionada, Martin agarró el teléfono y salió corriendo hacia los guardias de seguridad, que llamaron a la policía. Los agentes obligaron al hombre a borrar la foto pero cuatro días después la llamaron para decirle que el caso estaba archivado.
«Me puse furiosa», recuerda. En otras ocasiones otros hombres le habían levantado la falda o le habían tocado el trasero. Pero esta vez «fue la gota que colmó el vaso».
Indignada porque ni en Inglaterra ni en Gales, a diferencia de Escocia, no se castigan este tipo de fotos (llamadas upskirting en inglés), Gina Martin lanzó una campaña para cambiar la ley. Su petición ha reunido hasta ahora 100.000 firmas.
El delito que castiga el upskirting fue incluido en un texto de ley contra el voyerismo, que se examina este martes en segunda lectura en la Cámara de los Lores, la cámara alta del parlamento británico. El texto podría quedar definitivamente adoptado en las próximas semanas o meses.
«Es un poco surrealista, no consigo creer que casi lo hemos conseguido», dice Martin, que trabaja en publicidad.
Sin embargo se necesitó tiempo para que su voz, con un pequeño acento de Liverpool, se hiciera oír.
Al principio su testimonio generó «toneladas» de mensajes de odio en las redes sociales, incluyendo amenazas de violación. «Me decían que era culpa mía, que no tendría que haber llevado falda, me llamaban puta», recuerda. Sufría insomnio y decidió cambiar de nombre en Facebook.
«Hubo un periodo, al principio, en el que me sentía realmente mal», recuerda. Pero tuvo el apoyo de su abogado, de su compañero y de muchas mujeres que vivieron experiencias similares «en la escuela, en la parada de autobús, en los transportes o en las tiendas».
En junio de 2018, Martin sufrió una derrota, cuando la propuesta de ley para convertir el upskirting en delito fue bloqueada en el parlamento por un diputado conservador, Christopher Chope.
Pero el gobierno conservador retomó el texto, que tiene apoyo de partidos diferentes y prevé multas o incluso penas de prisión para los culpables.
Gina Martin considera que su campaña se ha beneficiado del movimiento #MeToo. «De pronto todo fue un poco más fácil», recuerda. «Como había una discusión internacional [los políticos] se dieron cuenta de que ya no podían huir, esconder el tema bajo la alfombra».
Martin, «cansada» pero «impaciente» para que se adopte el texto, sueña que un día «podrá pasar página» a su agresión «y decir a todas las jóvenes que me envían mensajes que ahora pueden apoyarse en la ley».