El Presidente dijo que el ministro de Economía se están ocupando de la crisis cambiaria para intentar reducir la brecha del 140% entre las cotizaciones paralelas y el tipo de cambio mayorista.
El presidente Alberto Fernández dio este martes un fuerte respaldo a su ministro de Economía, Martín Guzmán, como quien digita la política económica del Gobierno y le propone todas las medidas que se están implementando.
Fernández dijo que él y Guzmán se están ocupando de la crisis cambiaria para intentar reducir la brecha del 140% entre las cotizaciones paralelas y el tipo de cambio mayorista.
«Esa brecha se genera porque también hay operadores que mueven el contado con liquidación. Ahora… de todas estas cosas nos estamos ocupando con Martín», dijo el jefe de Estado en declaraciones a la radio Metro.
Al ser consultado si Guzmán asumió el rol de «superministro» en el Gabinete, el Presidente respondió: «No, es el ministro de Economía y teníamos un problema fiscal. Como hay que resolverlo, Martín tiene que tomar el control de la situación».
«Martín es un ministro excepcional. Es un chico de una capacidad y una integridad moral única. Tiene una capacidad que no tiene ninguno de sus críticos», dijo el jefe de Estado al respaldar el ministro de Economía.
Fernández también negó que Guzmán sea «un ministro a plazo» y señaló que afirmaciones de ese tipo sólo fueron publicadas por la prensa: «Martín es el ministro y punto. No tengo nada más que decir».
El jefe de Estado dijo que el objetivo de su gestión es «tener una Argentina tranquila» y le restó importancia a las críticas que hacen hoy quienes fueron funcionarios del gobierno de Mauricio Macri.
«Hay un Gobierno que dejó el país como lo dejó. Ahora explican ellos mismos cómo tenemos que hacer para juntar reservas. Los mismos que pusieron el cepo a u$s200 dólares ahora nos explican cómo sacar el cepo. Son maravillosos», ironizó el Presidente.
Al ser consultado sobre la crisis cambiaria, Fernández dijo que el dólar blue «es un mercado negro» en el que «la informalidad es la regla» y en el que ocurren «infinidad de cosas», que se nutre básicamente de los dólares que dejan los extranjeros.