Una empresa argentina propone la utilización de esta técnica de respiración mecánica no invasiva, una "alternativa" al respirador convencional. CLG dialogó con uno de los ideólogos del proyecto
Por Gonzalo Santamaría
“Me pidió que le consiga uno, pero estaban agotados en todo el mundo. No había”. Así recuerda Marcos Ledesma, médico otorrinolaringólogo parte de Ecleris, el pedido de un compañero que había contraído coronavirus. El infectado estaba buscando un respirador especial, con un estilo similar a un casco con características de respiración mecánica no invasiva, que se estaba usando en Italia para tratar a los pacientes más graves que se vieron afectados por el virus pandémico.
Fue así entonces que Ledesma y el grupo, en el cuál también trabaja Miguel Lacour (quien exigió esta tecnología), decidieron entrometerse en este tipo de respiradores, que decidieron llamar NIV/CPAP Helmet.
Este artefacto médico se asemeja a una escafandra de buzo marino y beneficia a los alvéolos pulmonares, tan afectados por la Covid-19. Ledesma dialogó con CLG y contó cómo actúa está tecnología innovadora en Argentina.
Primero identificó que los pacientes que tienen enfermedades de síndrome respiratorio agudo, como algunos pacientes con coronavirus, necesitan respiradores. Partiendo de esa base se elige el tratamiento, que consta de suministrar oxígeno mediante respiración asistida.
Hay dos tipos: ventilación no invasiva o invasiva. La primera se trata de opciones como la bigotera o la mascarilla. La segunda consiste en llevar al paciente a un coma farmacológico e intubarlo con un respirador mecánico.
En este sentido, las alternativas no invasivas “permiten darle oxígeno, pero no te abren los pulmones”. En los pacientes con neumonía, un derivado de la Covid-19, colapsan los pulmonares. Ledesma detalló que a ellos “hay que distenderle los alvéolos” y que para ello se debe “poner presión positiva para inflar los pulmones y ayudar a respirar al paciente”. Además, las no invasivas “son altamente contaminantes” ya que los enfermos reciben soplidos de aire en un espacio abierto “con lo cual el virus se desparrama en el ambiente y el personal sanitario está expuesto”, puntualizó el doctor.
En tanto, Ledesma explicó que la segunda opción distiende los alvéolos, pero acarrea demasiadas posibles complicaciones, sumado a “los traumas de ser intubado y estar en terapia intensiva dos o tres semanas”. El médico planteó que las estadísticas muestran que sólo el 50% de los pacientes logran superar esta circunstancia.
Desde Villa Martelli (Buenos Aires), Ecleris basa su producción en aparatos médicos de alta calidad y ante la pandemia decidieron poner más a la obra para diseñar este respirador escafandra, algo que se utilizaba en Italia también para contrarrestar la pandemia.
“Son un tipo de escafandras como las que utilizaban los buzos antiguamente que son selladas, tienen un cuello de silicona que va en el cuello del paciente con el casco de plástico en la cabeza. Son reutilizables, se pueden esterilizar”.
“Con esta tecnología el paciente está aislado y no puede contaminar el ambiente”, remarcó Marcos ante CLG y agregó que también se puede transportar al paciente sin contaminar. Generalmente a estos pacientes se les realiza tomografías computadas lo que conlleva una hora de desinfección del espacio, “con estos cascos a los 10 minutos se puede volver a utilizar el tomógrafo”, contó el otorringolaringolo.
Con esta escafandra, la presión positiva que recibe el enfermo es similar a la de un respirador mecánico “ya que en la salida de estos cascos hay una válvulas que permiten aumentar la presión para ayudar al paciente a distender sus pulmones. Se produce un efecto que en medicina se llama reclutamiento alvéolos, es decir recluto alvéolos que estaban aislados y los vuelvo a hacer funcionales”. Asimismo agregó que esta escafandra se puede conectar a un respirador.
Otra de las novedades positivas es que los pacientes no llegan a estar dormidos por el coma farmacológico y, obviamente, no están conectados con un tubo. “El paciente está despierto y con la escafandra se realiza el mismo tratamiento”, detalló el médico y añadió que en esta situación el paciente puede seguir teniendo contacto, a través de su teléfono, con la familia, “es otra vivencia”, destacó.
Hasta el momento distribuyeron más de 120 cascos en Argentina en hospitales y clínicas de Mar del Plata, Olavarría, Coronel Suárez de la provincia de Buenos Aires, también en el Amba, y provincia como Jujuy y Entre Ríos. “Vamos a atrás del virus”, manifestó con gracia Ledesma.
Una alternativa
El médico de Ecleris fue claro: “Sabemos que el sistema sanitario va a colapsar. La cantidad de respiradores puede alcanzar, pero los médicos no”.
En este contexto nacen estas escafandras sanitarias como una “instancia intermedia” para que algunos pacientes no lleguen a la intubación. “Si mejora con el casco no llega a UCI, sino sí tiene que ir. El punto está que antes el 100% pasaba por el respirador invasivo y en los pacientes tratados con este artefacto sólo el 30% terminó en la terapia intensiva”, resolvió Marcos ante CLG.
“Tiene resultados maravillosos”, aseguró y sostuvo que esta experiencia “no reemplaza al respirador convencional” sino que es una alternativa “para que muchos pacientes no necesiten de uno”.
Esta tecnología no existía cuando Argentina detectó el primer caso de coronavirus en el mes de marzo, planteó Ledesma, y por ello no entró en los protocolos del gobierno. Con el avance de la pandemia se está impulsando un cambio en esas indicaciones y se están abriendo terapias previas con ventilación mecánica no invasiva, y así reservar las camas y respiradores invasivos para los enfermos más graves.
Una mano para el personal médico
El Helmet de Ecleris también es un beneficio para los médicos que desde la primera línea contienen al coronavirus. En Argentina hay poco más de 1.400 médicos terapistas, es decir, que están encargados de las Unidades de Cuidados Intensivos, eso significa que no hay personal para la cantidad de respiradores, el caso reciente de la provincia de Jujuy es el más emblemático. “Sobran los respiradores, pero no hay quien los use, es como tener 200 aviones y 100 pilotos”, explicó Marcos Ledesma.
“Con unos días de capacitación, cualquier médico de cualquier especialidad está capacitado para manejar el Helmet”, aseguró el médico.
El paciente, al estar lucido, sólo tiene que ser controlado en su frecuencia respiratoria y la oximetría de pulso, es decir cuánto satura su sangre, “porque son los síntomas que tienen estos pacientes o le baja el oxígeno en sangre o se agitan”, precisó.
Estadísticas que motivan
El respirador no invasivo de Ecleris comenzó a funcionar en el Hospital Fernández de Buenos Aires y los primeros informes mostraban que el 30% de los pacientes no llegaban a la terapia intensiva. Pero con dos meses en los hospitales los casos subieron a un 70%. “Estuve en el Fernández, de 38 pacientes que tenían indicaciones de intubarse sólo 7 fueron a terapia intensiva, y los otros 31 se recuperaron sin necesidad de ir, de intubarlo y ponerlo en coma”.
“Médicos de Valencia, España, están sorprendidos por los resultados porque ni ellos tuvieron ese promedio con estas tecnologías de respiración mecánica no invasiva”, culminó Ledesma.