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Francisco y la crisis migrante: «Que el diálogo se imponga a cualquier instrumentalización»


"Me duelen los que murieron en el Canal de la Mancha; los que están en las fronteras de Bielorrusia, muchos de los cuales son niños", expresó el Papa

El papa Francisco expresó hoy su «dolor» por los migrantes muertos el miércoles en un naufragio en el Canal de la Mancha, así como por aquellos bloqueados en la frontera bielorrusa o que se ahogan en el Mediterráneo, y rechazó «cualquier tipo de instrumentalización».

«Me duelen (…) los que murieron en el Canal de la Mancha; los que están en las fronteras de Bielorrusia, muchos de los cuales son niños; los que se ahogan en el Mediterráneo», declaró el Papa durante su Ángelus dominical en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Hasta el 20 de noviembre, 31.500 migrantes habían emprendido la travesía del Canal de la Mancha, que separa a Francia del Reino Unido, en precarias embarcaciones desde principios de año, y 7.800 de ellos fueron rescatados. La tendencia no se ha reducido pese a las temperaturas invernales.

En tanto que en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, miles de migrantes, en su mayoría refugiados de las guerras de Irak y Siria, intentan cruzar desde hace meses con la esperanza de entrar en la Unión Europea (UE).

En lo que va del año, guardias fronterizos polacos registraron más de 34.000 intentos de los migrantes de cruzar ilegalmente la frontera con Bielorrusia, de los cuales 17.500 ocurrieron en octubre y unos 6.000 en noviembre.

«Cuántos migrantes están expuestos, incluso en estos días, a peligros muy graves, y cuántos pierden la vida en nuestras fronteras», clamó el Papa, informó la agencia de noticias AFP.

«Renuevo mi más sincero llamamiento a quienes pueden contribuir a resolver estos problemas, especialmente a las autoridades civiles y militares, para que el entendimiento y el diálogo se impongan finalmente a cualquier tipo de instrumentalización «, agregó.

Las declaraciones del Papa se producen el mismo día en que se realiza una reunión sobre inmigración entre Alemania, Países Bajos, Francia y Bélgica, en la ciudad portuaria de Calais, en el norte de Francia. El Reino Unido fue excluido de esta reunión por una disputa diplomática con Francia.

La reunión es una reacción al naufragio que costó la vida a al menos 27 personas el miércoles en el Canal de la Mancha, escenario diario de travesías de migrantes a bordo de frágiles embarcaciones que buscan llegar a las costas británicas.

El Papa también tuvo unas palabras para los migrantes que quieren atravesar el Mediterráneo para entrar en Europa: «Que son repatriados al norte de África, capturados por los traficantes, que los convierten en esclavos: venden a las mujeres, torturan a los hombres», dijo.

«Los migrantes que se encuentran en estas situaciones de crisis les aseguro mi oración, y también mi corazón: sepan que estoy cerca de ustedes», añadió.

En un video publicado ayer, el Papa lamentó que el Mediterráneo se hubiera convertido en «un cementerio».

El Pontífice visitará la semana que viene Chipre y Grecia, que hoy abrió dos nuevos campamentos para alojar migrantes, unas instalaciones que ya fueron criticadas por organismos de Derechos Humanos por sus medidas restrictivas.

Francisco inicia el jueves este viaje de cinco días donde una vez más evocará el tema de los migrantes, ya que vuelve a la isla griega de Lesbos, situada a menos de 15 kilómetros de las costas turcas, donde ya declaró en abril de 2016: «Todos somos migrantes».

Grecia fue el principal punto por el que entraron en Europa más de 1 millón de solicitantes de asilo en 2015 y sus islas en el mar Egeo son el principal puerto de escala de las personas que llegan a través de Turquía en busca de una vida mejor en Europa.

La crisis en Afganistán luego de la reconquista del poder por parte de los talibanes, en agosto pasado, hace temer una nueva ola migratoria.

Varios organismos humanitarios criticaron que esos centros de Grecia son construidos en lugares aislados y restringen los movimientos de los refugiados y solicitantes de asilo.

Estos nuevos campamentos están vallados con alambre de púas, tienen cámaras de vigilancia, escáneres de rayos X y puertas magnéticas que permanecen cerradas por la noche.