Antes de salir desde su residencia de casa Santa Marta, Francisco se reunió con un grupo de cerca de 12 refugiados, de Siria, Afganistán, Congo y Somalía, informó el Vaticano
El papa Francisco partió hoy desde Roma hacia Chipre, donde empezará una gira de cinco días por el Mediterráneo que también incluye Grecia y durante la que buscará llevar la atención del mundo en general y de Europa en particular a la situación de migrantes y refugiados.
El pontífice despegó a las 11.05 locales (7.05 de Argentina) a bordo de un Airbus A320 de ITA Airways para cubrir en cerca de tres horas los 2.148 kilómetros entre Roma y el aeropuerto de Larnaca, en las afueras de la capital chipriota Nicosia.
Antes de salir desde su residencia de casa Santa Marta, Francisco se reunió con un grupo de cerca de 12 refugiados, de Siria, Afganistán, Congo y Somalía, informó el Vaticano. Entre los refugiados, agregó la Santa Sede, estaban algunos de los que en 2016 regresaron con el Papa a bordo del avión papal desde la isla de Lesbos. Luego, de camino al aeropuerto, se encontró otros 15 refugiados hospedados en una parroquia romana.
En su tercer viaje fuera de Italia en 2021, el número 35 desde que es Papa, el pontífice visitará dos países considerados «la cuna de Occidente» por el Vaticano, ambos con mayoría ortodoxa y a los que en los últimos años han llegado miles de personas desde Medio Oriente en busca de un ingreso seguro a Europa, por lo que se esperan varias referencias a la problemática de la inmigación y los refugiados.
El marco del viaje, como definió esta semana el pontífice de 84 años, es un agravamiento de la problemática migratoria a nivel mundial y europeo, mientras «el Mediterráneo se está convirtiendo en el cementerio más grande del mundo».
Con menos de un millón de habitantes, Chipre es el país más oriental de la Unión Europea, situado frente a las costas de naciones de Medio Oriente como Líbano o Siria, lo que lo ha convertido en un nuevo polo receptivo de los miles de migrantes que buscan llegar por vía marítima hacia suelo europeo.
De hecho, según cifras oficiales, la cantidad de personas llegadas de manera irregular en lo que va del año aumentó casi un 40% frente al mismo período de 2020. En Nicosia, la capital chipriota, el Papa encabezará el viernes 3 a las 16 locales (11 de Argentina), una oración ecuménica con inmigrantes.
El eje migratorio del viaje durante el que Francisco estará acompañado por un enviado de Télam a bordo del avión papal como único medio latinoamericano, será aún más relevante durante su estadía en Grecia.
En medio de la visita al país helénico, Francisco volverá el domingo 5 a la isla de Lesbos, ícono mundial de la problemática de las migraciones, a la que ya fue en abril de 2016 en un viaje tras el que regresó a Roma con un grupo de 12 personas de tres familias sirias que se encontraban en el campo de Moria.
En lo que el propio Francisco definió como un acercamiento a «la humanidad herida en la carne de tantos migrantes en busca de esperanza», el Papa visitará el actual campo de Mavrovouni, o Moria 2, donde sobreviven unas 2.500 personas, el 60% de ellas de Afganistán.
Otro de los ejes del viaje es la división de la isla mediterránea desde la ocupación turca de 1974, por lo que el país y la capital están atravesados por una «línea verde» que delimita, al Sur, al Chipre miembro de la Unión Europea desde 1974; y al Norte, la República Turca del Norte de Chipre, reconocida solo por Ankara.
«Creo que el Papa va a reiterar la posición, la esperanza, la exhortación de la Santa Sede: es decir, que el problema de Chipre puede resolverse mediante un diálogo sincero y leal entre las partes implicadas, teniendo siempre en cuenta el bien de toda la isla», dijo antes del viaje el secretario de Estado vaticano Pietro Parolin.
Francisco se quedará en Chipre hasta la mañana del sábado, cuando volará directamente a Grecia.
El lunes, tras pronunciar un total de nueve discursos, dos homilías y un Ángelus durante el viaje, el Papa regresará a Roma, en donde tiene previsto aterrizar a las 12.35 locales (8.35 de Argentina).