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Francisco viaja a Chipre y a Grecia para pedir a Europa que se abra a inmigrantes y refugiados


Son dos países, además, en los que hay una clara mayoría ortodoxa, por lo que el diálogo ecuménico también estará presente con actividades en Atenas y en Nicosia

El papa Francisco iniciará este jueves una visita de cuatro días a Chipre y a Grecia, en un viaje a las «fuentes» de Europa con el que buscará llevar la mirada de la dirigencia política regional a la problemática migratoria por la que el Mediterráneo se ha convertido «en un gran cementerio» y frente a la que reclama una política de «puertos abiertos» para quienes «huyen de las guerras y la pobreza, que desembarcan en las costas del continente».

En su tercer viaje fuera de Italia en 2021, el pontífice llegará primero a Chipre, el país más oriental de Europa, desde donde hace de puente natural con Medio Oriente, y luego irá desde el sábado hasta el lunes a Grecia, donde todos los focos estarán puestos en la visita que hará el domingo 5 a la isla de Lesbos, símbolo de los migrantes que buscan llegar al Viejo Continente y a la que Jorge Bergoglio ya visitó en abril de 2016.

Así, con la visita que el Papa haga el domingo al campo de refugiados conocido como Moria 2, Lesbos se convertirá en el único destino europeo fuera de Italia al que Francisco haya ido más de una vez. Todo un mensaje sobre la centralidad que tiene la preoupación por los inmigrantes y refugiados en su mensaje. A nivel mundial, solo Cuba fue visitada más de una vez por el pontífice.

«Pienso en los que, en los últimos años y todavía hoy, huyen de las guerras y la pobreza, que desembarcan en las costas del continente y en otros lugares, y no encuentran hospitalidad, sino hostilidad e incluso son instrumentalizados. Son nuestros hermanos y hermanas. ¡Cuántos han perdido la vida en el mar! Hoy, el Mare Nostrum, el Mediterráneo, es un gran cementerio», afirmó el Papa en un videomensaje publicado antes de la nueva salida del Vaticano.

En el primer viaje que hará con la nueva aerolínea ITA Airways, tras el cierre en octubre de una Alitalia que había organizado 171 viajes papales consecutivos, Francisco estará acompañado por Télam como único medio latinoamericano durante la peregrinación a una zona a la que definió como «la fuente antigua de Europa», con Chipre que representa «una rama de Tierra Santa en el continente», mientras que «Grecia es el hogar de la cultura clásica».

La primera etapa de la gira será en Chipre, la isla de menos de un millón de habitantes en la que se encuentra el único muro que queda en pie en Europa, la denominada «línea verde» que divide el territorio en dos: en la parte Sur, la nación independiente que desde 2004 forma parte de la Unión Europea; en el Norte, la denominada República Turca del Norte de Chipre, que es reconocida internacionalmente por ningún Estado a excepción de Turquía. A lo largo de la línea, que tiene en el centro de su recorrido a la capital Nicosia, se encuentra desplegada una de las fuerzas de paz más longevas de las Naciones Unidas, a través de los cascos azules, con la presencia en la actualidad de 224 militares argentinos como parte de las operaciones.

Con las negociaciones para una solución al conflicto chipriota estancadas desde 2017, en julio pasado el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas rechazó el pedido del presidente turco Recep Tayyip Erdogan para crear dos estados en Chipre, y reclamó un acuerdo basado en «una federación con igualdad política para las dos comunidades» que desde la invasión turca de 1974 se dividen el territorio de la isla.

En el medio de un creciente acercamiento entre la Santa Sede y Chipre, por el que el Vaticano construirá en los próximos meses su primera Nunciatura en el país, la preocupación compartida por la problemática migratoria del Mediterráneo, que lleva a que miles de personas busquen llegar hacia la isla como «puerta de entrada» a Europa, se cristalizará en una iniciativa concreta a partir de la visita papal. Así, se espera que, entre Navidad y comienzos de 2022, unos 50 refugiados llegados a Chipre sean llevados a Roma como parte de la iniciativa papal para concretar en hechos sus prédicas pro-acogida y que buscará convertirse en una invitación al resto de los Estados europeos.

La iniciativa, confirmada a Télam por altas fuentes vaticanas, recuerda de forma inequívoca al gesto que Francisco hizo en abril de 2016, en su primera visita a Lesbos, cuando regresó a Roma con 12 refugiados de tres familias sirias que ún hoy viven en la capital italiana ya totalmente integrados. En ese marco, el viernes 3, en la Iglesia parroquial de la Santa Cruz de Nicosia, el Papa encabezará una oración ecuménica con refugiados.

Cuando Francisco visitó Lesbos hace cinco años y medio, más de 12.000 personas migrantes vivían en el centro de refugiados de Moria, arrasado por un incendio en 2020. Esta semana, el pontífice llegará en cambio a Moria 2, el lugar donde ahora son unas 7.000 las personas que esperan una oportunidad para poder ingresar de forma segura y legal dentro de las fronteras europeas.

«Peregrino en la fuente de la humanidad, iré de nuevo a Lesbos, con la convicción de que las fuentes de la vida en común sólo volverán a florecer en la fraternidad y la integración: juntos», sostuvo el Papa en la previa, y afirmó que «el mar, que acoge a muchos pueblos, con sus puertos abiertos nos recuerda que las fuentes de la convivencia están en la acogida».

Son dos países, además, en los que hay una clara mayoría ortodoxa, por lo que el diálogo ecuménico también estará presente con actividades en Atenas y en Nicosia.