Frente a los fieles que llenaron la Basílica con pañuelos con la bandera ucraniana, el pontífice recordó cómo, durante 2020, ya le había pedido a la misma imagen de la Virgen por el fin de la pandemia
El papa Francisco pidió este martes que termine pronto «la guerra que invadió el continente europeo», al rezar en una Iglesia de Roma a la Virgen junto a una familia ucraniana para que se reconcilien «los corazones llenos de violencia y venganza».
«Esta noche, al final del mes especialmente consagrado a Ti, aquí estamos de nuevo ante Ti, Reina de la Paz, para suplicarte: concede el gran don de la paz, detén pronto la guerra, que ya durante décadas ha hecho estragos en varias partes del mundo, y ahora también ha invadido el continente europeo», pidió el Papa a la Virgen emplazada en la Basílica de Santa María la Mayor, en el centro de la capital italiana.
«Somos conscientes de que la paz no puede ser sólo el resultado de negociaciones ni una consecuencia de meros acuerdos políticos, pero es sobre todo un don pascual del Espíritu Santo», agregó el pontífice en una ceremonia en la que estuvo acompañado, entre otras personas, por una voluntaria de la comunidad de Santa Sofía, la iglesia de los ucranianos en Roma, Oksana Duminskyy, y su familia.
El rezo de este martes, centrado en la figura del Rosario, uno de los pilares de la liturgia católica, es un nuevo paso del Papa para reclamar el fin del conflicto iniciado a fines de febrero con la invasión rusa a Ucrania y que incluyó, por ejemplo, la invitación a una familia de cada país a participar del tradicional Via Crucis de las ceremonias de Semana Santa.
«Hemos consagrado las naciones en guerra a tu Inmaculado Corazón y hemos pedido el gran don de la conversión de corazones», planteó Jorge Bergoglio de cara a la imagen de la Virgen «Protectora del pueblo romano» (Salus populi romani en latín) frente a la que reza antes y después de cada viaje fuera de Italia.
Así, en su visita número 95 a la Basílica que se sitúa frente a la embajada argentina en Italia, el Papa señaló: «Estamos seguros que con las armas de la oración, el ayuno, la limosna y con el don de tu gracia, que los corazones de los hombres y el destino del mundo entero serán cambiados».
Además de la presencia del pontífice en una de las cuatro basílicas papales de Roma, otros 15 santuarios dedicados a la Virgen de todo el mundo, como el de Luján en Argentina y el de Zavanytsia en Ucrania, se unieron al rezo del rosario en simultáneo.
«Hoy elevamos nuestro corazón a Ti, Reina de la Paz: intercede por nosotros ante tu Hijo, reconcilia los corazones llenos de violencia y venganza, endereza los pensamientos cegados por el deseo de enriquecimiento fácil, Que tu paz perdure en toda la tierra», pidió en su oración.
Frente a los fieles que llenaron la Basílica con pañuelos con la bandera ucraniana, el pontífice recordó cómo, durante 2020, ya le había pedido a la misma imagen de la Virgen por el fin de la pandemia.
«Oh María, Madre de Dios y Reina de la Paz, durante la pandemia nos reunimos a tu alrededor, para pedir tu intercesión. Le pedimos que apoye a los enfermos y empodere al personal médico; suplicamos misericordia por los moribundos y secar las lágrimas de los que sufrían en el silencio y la soledad», recordó.
Entre los participantes, hubo también una familia de Venezuela, una de Siria, grupos de voluntarios y refugiados.
Francisco, de 85 años, llegó a la Basílica en silla de ruedas, como hizo durante casi todo el mes a causa del fuerte dolor en la rodilla derecha por el que los médicos le aconsejaron reducir los movimientos.