"Muchas veces la vida se mide por el dinero que se gana, por la carrera que se realiza, por el éxito y la consideración que se recibe de los demás. Pero estos no son criterios generativos", planteó el pontífice desde Canadá
El papa Francisco pidió este martes «que no se juzgue a las personas solo por lo que producen», al celebrar la primera misa pública de la visita que inició el domingo en Canadá, y «que no se repita» la violencia que sufrieron los pueblos indígenas en el país norteamericano durante el funcionamiento del sistema de escuelas residenciales durante casi todo el siglo XX.
«Muchas veces la vida se mide por el dinero que se gana, por la carrera que se realiza, por el éxito y la consideración que se recibe de los demás. Pero estos no son criterios generativos», lamentó el pontífice desde el Estadio Commonwealth de Edmonton, a donde llegó el domingo para iniciar una visita de seis días a Canadá.
Horas después de la Jornada Mundial de los Ancianos que se celebró el domingo a nivel mundial, el Papa recordó este martes frente a las 50.000 que calcularon las autoridades locales «la importancia espiritual de honrar a nuestros abuelos y mayores, de sacar provecho de su presencia para construir un futuro mejor».
Dentro de un estadio en el que es frecuente el merchandising de los eventos deportivos, puestos de recuerdos tenían a la venta remeras con la cara del Papa a 45 dólares canadienses (35 de la divisa estadounidense), gorros a 30 y pañuelos a 10. Según plantearon las autoridades locales, 50.000 personas participaron de la misa del Papa.
Una de las asistentes, Emma, nativa de Edmonton, destacó a Télam la «alegría» de la ciudad en general por la llegada del Papa que permite «ponernos a todos en una misma dirección para superar el pasado».
«Un futuro en el que no se descarte a los mayores porque funcionalmente no son necesarios; un futuro que no juzgue el valor de las personas solo por lo que producen», reclamó Jorge Bergoglio en ese marco, en una misa en la que se combinaron los tradicionales fieles católicos con representantes indígenas.
Así, el Papa pidió construir «un futuro que no sea indiferente hacia quienes, ya adelante con la edad, necesitan más tiempo, escucha y atención».
«Un futuro en el que no se repita la historia de violencia y marginación que sufren nuestros hermanos y hermanas indígenas», agregó, 24 horas después del pedido de perdón que hizo este lunes a los nativos por la participación de cristianos en el sistema de escuelas residenciales que funcionó durante entre 1883 y 1996, con denuncias de abusos de todo tipo de las autoridades hacia los niños internados sin consentimiento de sus padres.
«Fue un perdón monumental», calificó al discurso del Papa del lunes el líder indígena Phil Fontaine en la previa de la misa, al hablar desde el escenario a los miles de fieles presentes.
Una de las asistentes a la misa, Edith Didzena, contó a Télam la historia familiar en la que su madre fue a una de las escuelas residenciales pero murió antes de poder vivir la llegada del Papa y escuchar el pedido de perdón.
De todos modos, desde las primeras filas del estadio, planteó que las palabras de Francisco «ayudaron a procesar lo sucedido, de cómo perdimos el idioma y la cultura, porque aunque no fui a la escuela residencial, me afectó», sostuvo.
En su homilía, el Papa planteó que «nuestros abuelos y nuestros mayores deseaban ver un mundo más justo, más fraternal y más solidario, y lucharon por darnos un futuro». «Ahora, nos toca a nosotros no decepcionarlos. Respaldados por ellos, que son nuestras raíces, nos corresponde a nosotros dar fruto», convocó en ese marco.
Bergoglio viajará 70 kilómetros al Oeste de Edmonton para participar del tradicional peregrinaje al Lago Santa Ana, una costumbre de los católicos locales que antes de la pandemia reunía a unas 40.000 personas al año, incluidos peregrinos de ciudades cercanas de Estados Unidos.
Allí, junto a representantes de los pueblos indígenas, Francisco bendecirá el agua del lago antes de iniciar la homilía que pronunciará en español alrededor de las 17.20 locales (20.20 de Argentina), en la que se espera una nueva condena a las actitudes colonialistas durante la época de los internados.
El Lago Santa Ana ha sido reconocido por los pueblos indígenas durante miles de años por sus poderes para curar y transformar dolencias físicas, mentales y espirituales. Fue llamado Lago de Dios por la Nación Alexis Nakota Sioux, Lago del Espíritu por los Cree, y luego fue nombrado con su nombre actual por los misioneros en honor a la que la tradición católica reconoce como la madre de María.
Antes de la llegada de Francisco, uno de los peregrinos habituales al lago, Adam MacDonald, contó a Télam que hasta la interrupción por la pandemia caminaba cada año 500 kilómetros desde su casa en Fort McMurray para participar del evento, en lo que considera «un sacrificio personal».
«El lago tiene propiedades de sanación, y pido que sane los dolores del pueblo canadiense», planteó MacDonald sobre sus intenciones para este año.
Con la misa y la visita al lago Santa Ana el Papa termina este martes sus actividades en el Oeste de Canadá, antes de viajar este mièrcoles hacia Québec, en donde tendrá reuniones con las autoridades religiosas y civiles, incluido un encuentro bilateral con el premier Justin Trudeau.
Jorge Bergoglio, de 85 años, recorre casi 20.000 kilómetros durante su viaje mientras continúa la recuperación por los dolores en su rodilla derecha que desde inicio de año le obligaron a suspender actividades y usar una silla de ruedas, que también utiliza en algunos desplazamientos en Canadá.