El papa Francisco pidió a la política que tome «responsabilidades concretas» para salvar la Amazonia y criticó el daño que hacen los intereses de los «sectores dominantes» sobre la región, a la que el Vaticano le dedicará el próximo Sínodo de obispos en octubre.
El pontífice consideró que los obstáculos para una salvaguarda del enorme pulmón verde sudamericano, con «la amenaza de la vida de las poblaciones y del territorio, deriva de intereses económicos y políticos de los sectores dominantes de la sociedad», según expresó en declaraciones al diario La Stampa publicadas hoy.
En ese marco, Jorge Bergoglio pidió a la política que elimine «los propios contubernios y corrupciones».
«Deben asumirse responsabilidades concretas, por ejemplo, sobre el tema de las minas al aire libre, que envenenan el agua provocando tantas enfermedades. Y luego está la cuestión de los fertilizantes», planteó el obispo de Roma.
En la misma línea, el Vaticano había advertido en junio pasado por un «neocolonialismo feroz» en la región.
Además, Bergoglio planteó que el Sínodo, que se hará en Roma del 6 al 27 de octubre, es «hijo» de su encíclica Laudato si’, y justificó la elección de la Amazonía, compartida por nueve países, como tema de la reunión de obispos.
«Es un lugar representativo y decisivo. Junto con los océanos, contribuye determinantemente en la sobrevivencia del planeta. Gran parte del oxígeno que respiramos llega desde allá. Es por ello que la deforestación significa matar a la humanidad», según el Papa.
«Y luego, la Amazonía comprende a nueve Estados, por lo que no afecta solo a una nación. Y pienso en la riqueza de la biodiversidad amazónica, vegetal y animal: es maravillosa», aseguró.
En julio, el Vaticano ya había advertido por la «situación de vulnerabilidad» de la Amazonía, de cara al Sínodo de obispos que se hará en Roma en octubre, y aseguró que «los Estados de origen» de las empresas que se dedican a actividades extractivas son también «responsables» por los daños causados en la zona.
Y en ese sentido, el pontífice destacó el trabajo de grupos ambientalistas, como el de la joven sueca Greta Thunberg, y se mostró preocupado por «la desaparición de las biodiversidades».
Finalmente, Bergoglio lamentó la aparición de «nuevas enfermedades letales» y «una dirección y devastación de la naturaleza que podrían llevar a la muerte de la humanidad».