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Francisco pide que cese la represión de la junta militar en Myanmar


Al menos diez manifestantes prodemocracia murieron a manos de las fuerzas de seguridad en la última jornada

El papa Francisco pidió este miércoles a la junta militar en Myanmar que cese la represión en la misma jornada que al menos diez manifestantes prodemocracia murieron a manos de las fuerzas de seguridad, que siguen usando munición real para reprimir estas protestas.

«Recibo noticias tristes sobre los sangrientos enfrentamientos con pérdida de vidas humanas. Deseo llamar la atención de las autoridades involucradas para que el diálogo prevalezca sobre la represión y la armonía sobre la discordia», dijo Francisco al término de la audiencia general celebrada sin fieles en el Palacio pontificio. «La comunidad internacional debe trabajar para que las aspiraciones del pueblo no se vean sofocadas por la violencia», instó.

Siete personas murieron durante una protesta en favor de la democracia en la ciudad de Monywa, indicaron fuentes médicas a la agencia de noticias AFP. A 130 kilómetros de distancia, en Mandalay, la segunda ciudad del país, dos manifestantes perdieron la vida al recibir disparos en la cabeza y en el pecho, según un médico, que pidió el anonimato por miedo a represalias. Y en Myingyan (centro), un hombre de 20 años murió y otras 17 personas resultaron heridas, según los socorristas.

Las imágenes difundidas en las redes sociales muestran a este joven cubierto de sangre mientras sus amigos lo trasladan lejos de las barricadas. En otros videos se escuchan una serie de detonaciones y a los manifestantes gritar: «¡Nuestra revuelta debe triunfar!». «Las fuerzas de seguridad dispararon gases lacrimógenos, munición de goma y balas reales», según un rescatista presente en el lugar.

Con cortes de internet, un refuerzo del arsenal represivo y olas de detenciones, la junta militar sigue intentando asfixiar a sus detractores desde el golpe de Estado que derrocó al Gobierno civil de Aung San Suu Kyi, el 1 de febrero. Los birmanos siguen, pese a todo, saliendo a las calles para reclamar la marcha de los generales golpistas y la liberación de cientos de detenidos encarcelados en las últimas semanas.

Parte de ese paquete represivo es la acusación contra un fotógrafo de la agencia estadounidense Associated Press (AP) y a otros cinco periodistas locales por su cobertura de las protestas antigolpistas. La jornada del domingo fue especialmente letal con al menos 18 manifestantes muertos, según Naciones Unidas. La escalada de violencia llevó a un incremento de los hasta ahora estériles esfuerzos diplomáticos para resolver la crisis política de Myanmar (antigua Birmania).

A solicitud de Londres, se espera que pasado mañana el Consejo de Seguridad de la ONU celebre una reunión a puerta cerrada sobre la situación, dijeron diplomáticos del Consejo, que hablaron bajo condición de anonimato antes de un anuncio oficial, informó la agencia de noticias Sputnik.

Sin embargo, cualquier tipo de acción coordinada en la ONU tropieza por ahora que dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad, China y Rusia, casi con certeza la vetarían, por lo que algunos países ya impusieron o están considerando imponer sus propias sanciones.

Según informó el martes la ONG Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP), entre el 1 de febrero y el 1 de marzo los enfrentamientos entre manifestantes y la policía en Myanmar provocaron 30 muertos; y se emitieron órdenes de arresto contra 1.213 personas, de las cuales 913 están encarceladas sin cargos o se buscan.