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Francisco: «Nos toca a nosotros organizar la esperanza y plasmarla en la vida concreta»


En el Ángelus de este domingo, el papa llamó a "alimentar la esperanza del mañana aliviando el dolor de hoy" e invitó a llevar esa "mirada de esperanza" a los pobres, "con ternura" y "sin juzgarlos"

El papa Francisco exhortó hoy a la feligresía a «alimentar la esperanza del mañana aliviando el dolor de hoy» con «decisiones y acciones concretas» para ayudar a los más vulnerables, en el marco de la misa celebrada en la Basílica de San Pedro en ocasión de la V Jornada Mundial de los Pobres.

«Si nuestra esperanza no se traduce en elecciones concretas y gestos de atención, justicia, solidaridad, cuidado de la casa común, no se pueden aliviar los sufrimientos de los pobres, no se puede convertir la economía derrochadora que los obliga a vivir al margen», enfatizó, según consignó la agencia ANSA.

Dijo que «nos toca a nosotros, especialmente a los cristianos ‘organizar’ la esperanza» y «plasmarla en la vida concreta cada día, en las relaciones humanas, en el compromiso social y político».

En particular, Francisco invitó a llevar esa «mirada de esperanza» a los pobres, «con ternura» y «sin juzgarlos».

«La esperanza que viene del Evangelio, de hecho, no consiste en esperar pasivamente que las cosas mejoren mañana, esto no es posible, sino en hacer hoy concreta la promesa de salvación de Dios. Hoy, todos los días», agregó.

El sumo pontífice apuntó además que «la esperanza cristiana no es optimismo bendito, más bien diría optimismo adolescente de quienes esperan que las cosas cambien», aunque en paralelo «continúan haciendo su vida, pero es construir cada día, con gestos concretos, el Reino de amor, justicia y fraternidad que inauguró Jesús».

Por eso, a los cristianos «se les pide esto: ser, entre las ruinas cotidianas del mundo, constructores incansables de esperanza; ser testigos de la compasión mientras reina la distracción; ser presencias atentas en la indiferencia generalizada», completó.

Asimismo, en el Angelus de este domingo, Francisco recordó que las cosas terrenales como el dinero, el éxito, la apariencia y el bienestar físico no están destinadas a durar y, por el contrario, «lo único que permanecerá es la caridad, el amor, el bien que permanece siempre».

«Cuando vemos una persona generosa y servicial, apacible, paciente, que no es envidiosa, no critica, no se jacta, no se hincha de orgullo, no falta al respeto, esta es una persona que construye el Cielo en la Tierra. Quizás no tenga visibilidad, no haga carrera, no será noticia en los periódicos y, sin embargo, lo que hace no se perderá porque el bien nunca se pierde, el bien permanece para siempre», postuló.