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Francisco llamó a las religiones a rechazar la violencia y renovó gestos a China


Así lo manifestó el Papa en un encuentro interreligioso en Mongolia. Luego encabezó una misa en la que denunció un mundo "asolado por tantas guerras y conflictos".

El papa Francisco planteó hoy que el fundamentalismo «pone en peligro la paz» y pidió «que no haya ninguna confusión entre credo y violencia», al encabezar un encuentro interreligioso y ecuménico en Mongolia, en el que buscó estrechar lazos con el budismo y antes de celebrar una misa para 2.000 fieles en la que volvió a mostrar su acercamiento a China al pedir a los católicos de ese país «que sean buenos cristianos y buenos ciudadanos».

«El hecho de estar juntos en el mismo lugar ya es un mensaje. Las tradiciones religiosas, en su originalidad y diversidad, comportan un formidable potencial de bien al servicio de la sociedad», planteó el pontífice al encabezar el encuentro en el teatro Hun de la capital Ulán Bator.

En ese marco, propuso a la iniciativa como un modelo a seguir a nivel mundial y sostuvo que «si quien tiene la responsabilidad de las naciones eligiera el camino del encuentro y del diálogo con los demás, contribuiría de manera determinante a poner fin a los conflictos que siguen causando sufrimiento a tantos pueblos».

Para el Papa, «armonía es quizás el sinónimo más apropiado de belleza. Por el contrario, la cerrazón, la imposición unilateral, el fundamentalismo y la coerción ideológica arruinan la fraternidad, alimentan tensiones y ponen en peligro la paz».

Entre los presentes, hubo representante de la Asociación de Musulmanes de Mongolia, de los Ortodoxos rusos, de la Iglesia adventistas del séptimo día, judíos y evangélicos.

«Al reunirnos hoy, nos comprometemos a compartir todo ese bien que hemos recibido, para enriquecer a una humanidad que, en su caminar, a menudo se encuentra desorientada por miopes búsquedas de lucro y bienestar, y a menudo también es incapaz de volver a encontrar el hilo conductor», destacó en esa dirección.

Para el Papa, con ese comportamiento la humanidad vuelve «su mirada sólo a intereses terrenos, acaba arruinando la misma tierra, confundiendo el progreso con el retroceso, como lo muestran tantas injusticias, tantos conflictos, tantas devastaciones ambientales, tantas persecuciones, tanto descarte de la vida humana».

En esa línea, el Papa pidió «que no haya, por tanto, ninguna confusión entre credo y violencia, entre sacralizado e imposición, entre camino religioso y sectarismo».

Tras haber viajado en 2022 a Kazajistán para encabezar un encuentro interreligioso con los credos de la región, Francisco volvió un año después al Asia Central a mostrarse como un «primus inter pares» (el primero entre pares) en las convocatorias a las religiones a trabajar unidas.

«Nuestro esfuerzo común para dialogar y construir un mundo mejor no son vanos. Cultivemos la esperanza», los animó hoy en esa dirección.

Con presencia de representantes del budismo, el Papa aprovechó para recordar las persecuciones que sufrieron los miembros de esa religión en el siglo XX a manos de los regímenes comunistas de la zona.

«Que la memoria de los sufrimientos padecidos en el pasado, pienso sobre todo en las comunidades budistas, nos dé la fuerza para transformar las heridas sombrías en fuentes de luz, la ignorancia de la violencia en sabiduría de vida, el mal que arruina en bien que construye», agregó.

Tras el encuentro interreligioso, Francisco encabezó una misa para cerca de 2.000 personas en la que denunció un mundo «asolado por tantas guerras y conflictos».

«Saludo de corazón, además, a los hermanos y hermanas de otras confesiones cristianas y religiones. Sigamos creciendo juntos en la fraternidad, como semillas de paz en un mundo tristemente asolado por tantas guerras y conflictos», planteó tras la celebración en el Seppe Arena de la capital Ulán Bator, a la que asistieron católicos de varios países de la región como Kazajistán, Rusia, Tailandia y China.

Tras celebrar la misa, el Papa aprovechó la presencia de dos obispos de Hong Kong para «enviar un caluroso saludo al noble pueblo chino».

«A todo el pueblo le deseo lo mejor, e ir adelante, progresar siempre», deseó en un tramo improvisado de su saludo final.

«Y a los católicos chinos pido que sean buenos cristianos y buenos ciudadanos», agregó tras la celebración a la que asistieron fieles chinos y de otros países de Asia Central.

El viernes, al sobrevolar China en su ruta desde Roma a Ulán Bator, el Papa envió «buenos deseos» y bendiciones de «unidad y paz» a Xi Jinping y al «pueblo» del país asiático, al tiempo que le aseguró sus oraciones por «el bienestar de la Nación».

El Vaticano y China no tienen relaciones diplomáticas tras la proclamación de la República asiática en 1949, mientras que la Santa Sede es el único Estado europeo que reconoce la independencia de Taiwán, una isla sobre la que Beijing reclama soberanía.

En el plano religioso, la misa de hoy fue el segundo encuentro del Papa con los representantes católicos del país, luego del encuentro que tuvo ayer con el clero local, al que animó a tener solidaridad «con todos los pobres y necesitados».

Francisco terminará mañana la visita con la inauguración de un centro gestionado por misioneros para personas en situación de calle, antes de despegar desde Ulán Bator al mediodía local (la 1 de la madrugada del lunes en la Argentina).