La noche del miércoles al jueves fue la más calurosa en Francia desde que existen registros, según los servicios meteorológicos, que esperan que esta media tarde se superen récords de las máximas en varias ciudades del norte del país, empezando por París.
En su página web, Météo France explicó que la temperatura mínima por la noche fue de 21,4 grados de media en las 30 estaciones que se toman como referencia nacional, una décima más que el nivel más elevado constatado hasta ahora, el 14 de agosto de 2003.
Según consignó la agencia EFE, nunca habían tenido mínimas tan elevadas ciudades como Lille (23,2 grados), Toulouse (24,8), Burdeos (26,8 en el centro), Cognac (25) o en los dos aeropuertos de París, Orly (24,4) y Roissy Charles de Gaulle (24,8).
En la capital, los 25 grados de la estación del parque de Montsouris fue el tercer registro más alto allí, por debajo del techo de 25,5 grados alcanzados en agosto de 2003.
Météo France confirmó esta mañana la alerta roja por calor en 20 departamentos del norte del país, incluyendo los de la región de París y los que la circundan, así como varios limítrofes con Bélgica, donde por la tarde la temperatura puede alcanzar o incluso superar el umbral de los 40 grados.
Después de las 15 (hora local, 13.00 GMT) se esperan 42 grados en París, lo que supondría un nuevo récord, superior al de 40,4 grados el 28 de julio de 1947. Algo similar debe ocurrir en Lille, con 40 grados; o en Reims, con 41 grados.
Junto a los 20 departamentos en alerta roja, hay otros 60 (del centenar que hay en Francia) en alerta naranja.
El calor agravó el problema de contaminación por ozono en las grandes áreas urbanas, lo que llevó a las autoridades a prohibir la circulación de cientos de miles de vehículos, los que generan más emisiones, en las áreas metropolitanas de París y Lyon, así como en Lille y en Estrasburgo.
También afecta a las infraestructuras y a los medios de transporte público, y en particular a las vías férreas con riesgo de deformación.
La ministra de la Transición Ecológica, Elisabeth Borne, hizo un llamamiento para que todos los que puedan aplacen sus desplazamientos y dijo que la compañía ferroviaria SNCF devolverá el precio de los billetes que se hayan comprado a los que renuncien.
Esta situación debería terminar a partir del viernes, cuando un frente de tormentas atravesará Francia de oeste a este.