Cuatro sindicatos franceses, apoyados por partidos de izquierda, reclamaron este martes un aumento del poder adquisitivo y el cese de la violencia policial, con una huelga general y una manifestación que suma sus fuerzas a las reivindicaciones de los «chalecos amarillos». Al mismo tiempo, en el Parlamento se aprobó la ley que intentará frenar el accionar del grupo.
Se trató de la primera manifestación de los sindicatos en apoyo a los chalecos amarillos. Se realizó en la Plaza de la Concordia. Mientras tanto, la Asamblea Nacional, al otro lado del Sena, aprobó una ley que endurece la represión contra los violentos.
Francia vivió en los últimos meses sacudida por una protesta, sin organización ni liderazgo, motivada en su origen por la subida de las tasas al gasoil. Y que terminó siendo un desafío frontal contra el Gobierno del presidente, Emmanuel Macron, con las centrales sindicales en fuera de juego.
Tras doce semanas seguidas de manifestaciones de los chalecos amarillos, la CGT se sumó al movimiento contestatario. La huelga incluyó a miles de personas en Francia y tuvo una alta concentración en la capital.
El Gobierno sacó adelante su ley con amplia mayoría, 387 votos contra 92 y 74 abstenciones.