Los altos niveles de estrés, la mala alimentación, la depresión, el sedentarismo, un sueño poco reparador y las malas posturas en el trabajo tienen diversas consecuencias en nuestro organismo. Una de ellas es el bruxismo, un hábito involuntario y mecánico que hace que los pacientes aprieten los dientes a modo de compresión.
Según los manuales de medicina, el concepto de bruxismo hace referencia a una alteración biomecánica de la articulación temporomandibular en la que se produce una parafunción mandibular, o sea, se aprietan los dientes. Aunque puede darse de forma indiferente durante el transcurso del día o de la noche, tiene una mayor incidencia durante la noche.
El odontólogo y profesor Gustavo Vernazza explicó que el 40% de la población sufre este mal que también incluye a los niños. «Este hábito inconsciente e involuntario de apretar o rechinar los dientes atenta contra la estética. Este trastorno del sistema de masticación es una causa importante de desgaste en las piezas, rotura y astillado e incluso puede llegar a causar otros dolores», sostuvo Vernazza.
Uno de los principales problemas que aparecen es el desgaste de las piezas dentales, debido al continuo movimiento de los dientes superiores sobre los inferiores, a modo de compresión y cizallamiento.
«En los últimos años, hubo un gran aumento de esta afección en los niños, debido a patologías neurológicas o por la sobreexigencia en el ámbito escolar. De acuerdo a cifras aportadas por la Asociación Argentina de Kinesiología (AAK), lo padece un hombre por cada tres mujeres», aseguró a Infobae la licenciada Laura Amelia Cohen Imach, kinesióloga y fisiatra en ALPI.
Si bien es más común recurrir al odontólogo, que receta una placa semidura relajante y una medicación acorde, el tratamiento adecuado va más allá de eso y debe ser integral.
«Dado que el bruxismo afecta las funciones respiratorias, masticatorias, deglutorias y fonatorias, es necesaria una intervención conjunta de todas las especialidades médicas y afines que se puedan ocupar de él, como la odontología, psicoterapia, kinesiología, médico de cabecera, estomatología, fonoaudiología, psicología, etc.», sostuvo la especialista.
-Desgaste dentario. Esto debe ser evaluado por un odontólogo para constatar que el desgaste es consecuencia del bruxismo y, más aún, de episodios recientes.
-Dolor dental y muscular, sensación de cansancio, sensibilidad y rigidez mandibular.
-Como consecuencia de la hiperactividad y la sobrecarga muscular y articular puede haber también dolor de cabeza, sobre todo en las sienes, la parte posterior del cuello, hombros y la zona superior de la espalda.
-En algunos casos, hay un mayor desarrollo de la musculatura involucrada, lo cual hace que el rostro del paciente se torne más cuadrado.
-Dificultad o molestia al morder o masticar y chasquido al abrir o cerrar la boca
-Dolor facial y de oído.
La fisioterapia puede ayudar en casos de bruxismo a relajar toda la musculatura y a eliminar las tensiones. Primero, puede localizar los puntos de tensión para luego trabajar en la zona. El fisioterapeuta masajeará la zona de la mandíbula y desbloqueará las articulaciones de apertura mediante masoterapia. También puede emplear técnicas como la electroterapia.
Algunos ejercicios para trabajar el bruxismo son los de contrarresistencia, en los que el paciente tratará de abrir la boca sin que el fisio lo permita. También el estiramiento del esternocleidomastoideo es importante, ya que estira la zona superior del pecho y libera la tensión acumulada.
En muchas ocasiones, el dolor mandibular se carga en zonas como el cuello, por eso el fisio también eliminará las tensiones de esa área.
Resumen de las prácticas más comunes para combatir el bruxismo con fisioterapia:
-Trabajar la mandíbula y las articulaciones de apertura mediante masaje
-Ejercicios de contrarresistencia
-Electroterapia
-Estiramiento del esternocleidomastoideo
-Masaje en la zona posterior del cuello.