Monseñor Eduardo Martín encabezó una celebración católica en el Monumento y en su discurso apuntó a los gobernantes: “¿Qué tendrá que pasar en Rosario para que algo cambie?”
La situación que vive Rosario en relación a la violencia y las muertes se recrudece día a día. Y desde la Iglesia católica elevaron un claro pedido: paz. El pasado sábado 6, en la misa central por el Año Mariano Arquidiocesano, en el Patio Cívico del Monumento Nacional a la Bandera, donde gran cantidad de rosarinos se reunieron por los 250 años de la llegada de la actual imagen histórica y venerada de la Virgen del Rosario, patrona y fundadora, Monseñor Eduardo Eliseo Martín, arzobispo de Rosario, dio un discurso donde puso el foco en la principal preocupación que atraviesa la ciudad: la inseguridad.
De la celebración participaron numerosos fieles de las parroquias, colegios, movimientos e instituciones arquidiocesanas. También estuvieron presentes, el intendente de Rosario, Pablo Javkin, y otras autoridades municipales.
En la homilía, monseñor Martín la virgen “ha estado a lo largo de toda nuestra historia, y lo seguirá estando. Su poderosa intercesión, como reza la tradicional oración nos salvó en la peste, nos protegió en las sequías y fue escudo contra los ataques de los enemigos. Hoy le rogamos que nos libre de las epidemias y de las adicciones, para que haya fuentes de trabajo digno y que podamos vivir en paz”.
Mirando la imagen de la Virgen del Rosario, monseñor Martín señaló que “lleva en sus brazos al Niño Dios, al Dios humanado; ella siempre nos lleva a su divino Hijo, que nos asegura la dignidad de ser también hijos de Dios y nos manifiesta un amor más fuerte que las potencias del mal y de la muerte, tan activas e incidentes en nuestra ciudad y en la sociedad en general”.
“No podemos dejar de solidarizarnos con las víctimas de la violencia, especialmente de las víctimas inocentes cuya lista se engrosa cada día sin que mengue para nada. Recordamos a Mauro, a Maxi, a Jimi, a Claudia y a Virginia (madre e hija) y a tantos otros”, puntualizó.
El arzobispo de Rosario les reclamó a las autoridades que “deben hacer algo, que no pueden seguir perdiéndose vidas sin que se haga lo suficiente” y preguntó: “¿Qué tendrá que pasar en Rosario para que algo cambie?”. “Si los problemas no se afrontan adecuadamente las consecuencias serán cada vez más dolorosas”, advirtió.