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Fiebre Q: una bacteria animal que afecta a las personas


La Fiebre Q aparece en una bacteria animal que reacciona sobre las personas y crece su contagio en fines de la primavera y los primeros días del verano

La Fiebre Q aparece en una bacteria animal que reacciona sobre las personas y crece su contagio en fines de la primavera y los primeros días del verano

Una bacteria que yace en los animales y se transmite a las personas, detectada por primera vez en 1935, le dio el nombre a la Fiebre Q. Este nombre nace ya que hace 85 años no se logró establecer de qué se trataba y la letra “Q” proviene de “query”, es decir, “en consulta”.

Luego de investigar, se descubrió que el agente que causaba la fiebre Q es la bacteria Coxiella burnetii . Esta se aloja inicialmente en animales domésticos como vacas, cabras, ovejas y otros mamíferos. Sin embargo, en los animales no suele provocar problemas de salud.

Aunque la fiebre Q puede dar en cualquier época del año, se ha observado que se presenta principalmente en primavera y en los primeros meses del verano. El mayor número de casos se tienen lugar entre abril y mayo.

Origen de la fiebre Q

Por lo general la fiebre Q es una enfermedad leve muy similar a la influenza. Sin embargo, también hay una forma mortífera de este mal que provoca daños en el cerebro, el corazón, el hígado y los pulmones. Otras personas no presentan ningún síntoma.

La bacteria Coxiella burnetii, culpable de la patología, se encuentra principalmente en los productos del parto de los animales, es decir, en la placenta y el líquido amniótico. También está en la leche, la orina y las heces de los animales infectados.

Algunas personas se infectan incluso sin tener contacto directo con los animales. Basta con inhalar polvo que sido contaminado por las heces, la orina o los productos del parto de los animales infectados. Así mismo, la bacteria se transmite a través del consumo de leche no pasteurizada, extraída de animales que tienen la bacteria.

Características y síntomas

Se estima que de cada 10 personas que se contagian con la bacteria, solo cinco van a presentar síntomas. Lo usual es que estos se presenten dos o tres semanas después de la exposición a las bacterias. Las manifestaciones más habituales de la enfermedad incluyen:

  • Fiebre con escalofríos y sudor.
  • Dolor de cabeza y dolores musculares.
  • Náuseas, vómitos y/o diarrea.
  • Fatiga.
  • Dolor en el pecho y/o dolor abdominal.
  • Tos seca.
  • Pérdida de peso.
  • Todos estos síntomas pueden ser leves o graves. Si la infección se aloja en los pulmones o en el hígado puede producir neumonía o hepatitis, respectivamente. Si una mujer embarazada contrae la enfermedad hay riesgo de aborto espontáneo.

Poco menos de cinco personas, por cada 100, desarrollan una fiebre Q crónica. Esta se manifiesta meses, o incluso años después de la infección inicial. Es un problema grave que puede llegar a ser mortal, pues generalmente cursa con la infección de una o más válvulas del corazón.

Riesgos

Es claro que la bacteria está presente en algunos animales domésticos, pero también se ha detectado su presencia en algunos animales salvajes y en las garrapatas. Así que el principal factor de riesgo es el contacto directo o indirecto con todos esos animales.

Obviamente, quienes tienen mayor riesgo de contagiarse son los trabajadores de las granjas o de los mataderos, así como veterinarios, investigadores y procesadores de alimentos. Así mismo, se ha detectado que los hombres son más propensos que las mujeres a contraer la enfermedad.

La gran mayoría de los casos de fiebre Q se presentan en personas que tienen entre 30 y 70 años. Es muy raro que esta enfermedad aparezca en niños; cuando lo hace debuta con síntomas de neumonía.

A tener en cuenta

Tienen mucho más riesgo de desarrollar la enfermedad en su modalidad crónica quienes presentan:

  • Antecedentes de problemas en las válvulas cardíacas
  • Anomalías en los vasos sanguíneos
  • Sistema inmunológico debilitado
  • Embarazadas

De momento no está disponible ninguna vacuna contra la fiebre Q. Por lo tanto, lo adecuado es tomar las medidas preventivas del caso. Para la comunidad en general es importante que no consuma leche sin pasteurizar de ningún tipo de animal.

Para quienes deben trabajar con animales o viven en granjas es necesario que estén atentos a cualquier manifestación de este mal y acudan al médico en caso de que presenten síntomas. Las personas que forman parte del segmento de alto riesgo no deberían tener contacto con los animales.

Fuente: Mejor Con Salud