Por Mario Luzuriaga
Sandro es una leyenda en la música popular argentina y trascendió en todo el mundo. Su legado se expandió a varias generaciones, ya que en las casas se podían escuchar sus canciones. Las mismas impactaron desde niño y sobre todo en la adolescencia de Fernando Samartín, que empezó a explorar la vida de Roberto Sánchez y que lo adoptó para hacer una carrera por demás de exitosa.
Samartín inició su tributo a Sandro y es el más reconocido de todos, hasta tiene el visto bueno de ser aprobado por las fans del «Gitano». Ha participado de muchos espectáculos y estuvo acompañando también a Fátima Florez en sus shows.
Ahora llegará a Rosario para festejar los 50 años de «Rosa, Rosa», uno de los grandes éxitos de Sandro, con un show único en el teatro Broadway el próximo 3 de mayo.
Fernando Samartín repasó su carrera y también contó cosas impactantes de su vida y de la del querido Sandro en un mano a mano con CLG.
—Sandro fue un ídolo popular y supongo que llegaste a su música porque se escuchaba en tu casa. ¿Es así?
—Es real, pero en realidad es un poco al revés. Si bien mi madrina es una de sus «nenas», fue un autodescubrimiento un día que hacía zapping. En el canal Volver vi una escena de la película «Operación Rosa Rosa», yo tenía catorce años y quedé flasheado (risas). Si bien no es una de mis películas preferidas lo que tiene es algo único, junto con «Subí que te llevo», que son recreaciones de parte de sus shows. Generalmente en las películas de Roberto, lo que pasaba era que cantaba en una especie de videoclip. Acá hay una recreación en una boite con todo un show con orquesta y todo; ahí el arranca con «Mi amigo el puma». Yo vi eso y quería hacer eso.
—Y de ahí en más avanzaste…
—Entonces comencé a investigarlo, obviamente que fue muy difícil porque fue más o menos a fines de los noventa y no había Internet. Entonces tuve que ir al Parque Rivadavia y ahí compré mi primer VHS que era copia de una copia del recital que dio en el Luna Park en el 88. Ahí inicié mi travesía y después empecé a conocer coleccionistas que me empezaron a vender material en VHS, y ahí pude ir construyendo mi recreación del personaje. Lo lindo fue que Volver fue mi primer pantallazo con él, hace unos años me llamaron para hacer un recital y lo pasan de vez en cuando. Es muy lindo para mí, es como que el círculo se cerró de cierta forma.
—¿Tuviste la oportunidad de conocerlo?
—No personalmente, lo único fue que le mandé un retrato que le pinté, porque además soy artista plástico, y me contestó con una foto autografiada. Pero el hecho de trabajar con sus músicos y gente que estuvo en contacto con él, de alguna manera me hicieron formar una idea de cómo era él. Me gusta mucho cómo era a la hora de trabajar y trato de replicar eso en muchos aspectos. Y este año en el que se cumplen 50 años de «Rosa Rosa» me parecía que estaba bueno festejarlo. Es una de las canciones más famosas del cancionero popular y quiero transmitir eso.
—Está muy buena la idea de tener un cuidado especial a la hora de hacer el show.
—Tengo una analogía que creo que es muy clara, es la carrera de él y no la mía. Es como un amigo que se va de vacaciones y me pide que le cuide la casa. Yo voy a tratar que todo esté impecable y mejor de la que me dejó. En este espectáculo que el centro es «Rosa Rosa», vamos a tocarla como tal cual se grabó. Yo venía haciendo la versión que él hacía en sus shows, pero decidí este año tocarla en vivo como fue grabada. Eso está bueno y es una distinción que hago.
—¿Tenés ganas de jugar con aspectos que tienen que ver con la película?
—Mirá tengo un proyecto en la cabeza como hacer un homenaje a toda la filmografía de Sandro. Todavía no lo hice pero quería hacer algo audiovisual, pero hay que pedir muchos permisos al Incaa y a los productores de las películas. Pero del lado musical y visual en lo que a mí respecta lo puedo hacer.
—¿Qué es lo que más te divierte o que te interesó más de la vida de Roberto?
—Lo que más me divierte que es una fuente inagotable de cosas. Más allá que pasó por todos los estilos musicales, fue un cantante de la ostia porque lo redescubro constantemente. Lo vuelvo a escuchar para hacerlo con más fidelidad y también no se sabe que las canciones eran de él. Sandro «ídolo» traspasó a lo que es el Sandro «cantautor», pasa que el mote de ídolo y esa cosa grandilocuente eclipsó su costado de compositor junto con su manager Oscar Anderle. Entre los dos hacían las canciones y muchas de las letras eran de él. Eso no pasaba con Elvis, ni con Tom Jones, o sea que eso se deja de lado.
—Si bien su popularidad fue por sus canciones románticas, hay que recordar que fue uno de los pioneros del rock nacional.
—Exactamente, fue el primer cantante de rock nacional, en el sentido de que trajo el rock a Argentina. Fue el primero en salir vestido de cuero en la tele y comerse todas las puteadas de la sociedad paqueta de inicios de los sesenta. Pero como se traspasa a la música popular, tuvo como un resquemor de los rockeros, pero escuchás a un tipo como Javier Martínez de «Manal», diciendo que Sandro era el primer rockero. La famosa «Cueva», era «la cueva de Sandro» en un principio, pasa que hay mucho mito que se fue desmitificando porque no está documentada.
—¿Qué es lo que más te gusta de Sandro cuando estaba arriba del escenario?
—Me gustaba mucho la manera en la que defendía a sus canciones. Creo que va más allá de cómo las cantaba, me sorprende aún la seriedad con la que se tomaba su trabajo. No pasa con otros artistas.
—Se cometió un error al no haberte convocado en la serie que se emitió el año pasado. ¿Qué te pasó por la cabeza en su momento?
—Fue un tema a tratar en terapia durante un tiempo (risas) y de mucho bajón anímico, porque me parecía un lugar natural para mí. Pero entendí dos cosas, primero quizás yo sea más un bicho de teatro que de televisión y me hubiese costado y no estaría a la altura de las circunstancias, como sí lo estuvo Marco Antonio Caponi. Era una etapa complicada y oscura, en donde más se ficcionó su vida y eso no me gustó. Y segundo creo que yo le tengo que llevar a la gente las canciones en vivo junto a sus músicos. Me parece que eso es lo mío y es lo que tengo que ocupar, seguramente al estar en la serie me hubiese dado más popularidad, pero está todo bien que no se dio la oportunidad.
—¿Cómo te impactó la noticia de la muerte de Sandro?
—Yo estaba por arrancar una gira de café concert en Villa Gessel en el verano, y me acuerdo de haber alquilado una casa allá con mi mánager, en ese entonces. Y me acuerdo estar sentado en el pinar de Gessel y preguntar qué hacer o suspenderlo cuando supimos la noticia. Mi primera decisión era hacer un luto y en febrero nos volvieron locos y querían seguir escuchando sus canciones y eran terribles las reservas para ver el show. Entonces fue muy especial porque me cambia la carrera, tuve un productor teatral, accedí a los músicos de Sandro; siento que de alguna manera me ayudó.