El periodista y escritor Isidoro Gilbert, que durante más de un cuarto de siglo fue corresponsal en la Argentina de la entonces agencia soviética de prensa TASS, falleció hoy en esta capital a los 87 años, informó su familia.
Sus restos serán cremados y sus cenizas dispersadas en el Río de la Plata desde el Parque de la Memoria, según su expreso pedido.
Además de corresponsal del TASS a partir de 1962, en reemplazo de Juan Gelman, Gilbert encabezó dos proyectos editoriales: el diario La Calle, en 1974, clausurado por Isabel Perón, y el diario Nuevo Sur, en 1991, del que fue secretario general de redacción.
Fue autor además de «El Oro de Moscú» y «La Fede», dos libros ya clásicos sobre el pasado de la izquierda argentina y en especial del Partido Comunista local, al que estuvo ligado por más de medio siglo.
En «El oro de Moscú», publicado por primera vez en 1997, reveló la nómina de empresas manejadas por el comunismo local por medio de afiliados secretos, como el ex ministro de economía del tercer gobierno de Perón, José Ber Gelbard, y el banquero Samuel Sivak, entre otros.
Desvinculado de TASS en vísperas del colapso del comunismo soviético, trabajó para La Capital de Rosario, fue corresponsal de La República de Montevideo, integrando las asociaciones de Corresponsales Extranjeros y Periodistas por la Libertad de Prensa, disuelta en 2004.
Desde ese sitio y desde la corresponsalía de TASS, Gilbert fue hombre de consulta obligada no solo del periodismo local y extranjero acreditado, sino también de la dirigencia política.
En los últimos años colaboró con el semanario cultural «N», del diario Clarín, donde escribía sobre libros e historia.
En las redes sociales y ya retirado, alternaba sus análisis políticos con críticas de tango, otro de sus amores.
También se desempeñó como editor externo de Sudamericana-Ramdon House para la coeditó, entre otros, «Iosi, el espía arrepentido», de Miriam Lewin y Horacio Lutzky, «El enigma Perrota», de María Seoane, «Puños y Pistolas», de Rubén Furman, y «Tiempos Rojos», de Hernán Camarero, así como la versión final de «Malvinas» de Ricardo Kirchabun, Oscar Cardozo y Eduardo Van de Koy.
Afiliado comunista a los 17 años en el colegio industrial Huergo, Gilbert se hizo conocido en 1951 cuando, siendo estudiante de química, encabezó la campaña por aparición con vida de su camarada Ernesto Mario Bravo, secuestrado por la Sección Especial de Represión al Comunismo de la Policía Federal, un escándalo que alcanzó proyección internacional y culminó exitosamente.