Otros de los papeles más reconocidos del actor fueron como el sargento Frank Cerreta de "La ley y el orden" y como Henry Kissinger en la biopic "Nixon", de Oliver Stone
El actor estadounidense Paul Sorvino falleció hoy a los 83 años, tras una extensa carrera en que se destacó principalmente por asumir el rol de Paul Cicero en la película «Buenos muchachos», de Martin Scorsese.
«Falleció mi padre, el gran Paul Sorvino. Mi corazón está desgarrado: una vida de amor, la alegría y la sabiduría con él han llegado a su fin. Era el padre más maravilloso. Lo amo tanto. Te envío amor en las estrellas, papá, mientras asciendes», escribió en Twitter su hija y también actriz, Mira Sorvino.
Además del rol que ocupó bajo las órdenes de Scorsese, otros de los papeles más reconocidos del actor fueron como el sargento Frank Cerreta de «La ley y el orden» y como Henry Kissinger en la biopic «Nixon», de Oliver Stone.
Su esposa, la comediante Dee Dee Sorvino, también lo despidió con un mensaje en Instagram: «Estoy completamente devastada. El amor de mi vida y el hombre más maravilloso que jamás haya existido se ha ido. Tengo el corazón partido», indicó el sitio Variety.
A su vez, también actuó en cuatro de las cinco películas que dirigió Warren Beatty: «Dick Tracy»; «Reds»; «Bulworth» y en “La excepción a la regla”.
Su versatilidad lo mantuvo dentro de las películas de gángsters como en comedias, series y películas históricas o experimentales. Así, se puso bajo las órdenes de Barz Luhrman en «Romeo y Julieta», Joe Johnston en «Rocketeer: el hombre cohete» y Brett Ratner en «El dinero manda», entre otros de los 172 créditos que se le reconocen en su trabajo.
Paul Anthony Sorvino nació en Brooklyn en una familia de italoamericanos. Hablaba italiano con fluidez y originalmente tenía como objetivo convertirse en cantante de ópera. De hecho, estudió en la American Musical and Dramatic Academy en Nueva York, donde exploró por primera vez la actuación; también estudió con el maestro actor Sanford Meisner. A principios de los 60, Sorvino se ganaba la vida cantando en bailes benéficos, hasta que en 1964 llegó a Broadway.