Desde que se anunció, a mediados de junio, que sacarán los restos de Francisco Franco del monumento en El Valle de los Caídos, la afluencia a dicho lugar, se ha duplicado, según publica el diario El Español.
Patrimonio Nacional confirmó que en un mes los visitantes han crecido en más de 1.500 personas cada fin de semana. El techo de los datos registrados se disparan hasta los 3.584 visitantes, es decir, un aumento del 103%, en el primer sábado y domingo de julio. Las visitas de 2017, en el mismo periodo de tiempo, fluctúan sin arbitrio, pero sin superar los 2.800 visitantes ningún fin de semana de los investigados.
Las cifras del segundo fin de semana de julio son todavía más amplias: 4.367 personas pasaron este sábado y domingo por allí. La afluencia ha desbordado las previsiones de tráfico de acceso al Valle de los Caídos. Las retenciones se alargaron hasta las inmediaciones de Guadarrama, la localidad más cercana al lugar, tal y como ha asegurado la Guardia Civil. “Este fin de semana había mucha más gente de lo normal en la entrada”, explicaron.
El acceso al monumento se hace a pie de monte y con el automóvil para llegar a Cuelgamuros, lo que ha provocado una larga fila de coches inesperada y poco habitual.
En tanto, respecto a la exhumación, el Ministerio de Justicia está evaluando dos alternativas: una es preparar el proceso de retirada con el acuerdo con la familia y en la otra, estudia el caso en que los descendientes del dictador nieguen el traslado de los restos del dictador, lo que retrasaría la operación por buscar un nuevo enclave.
El Valle de los Caídos es uno de los lugares con más visitas de Patrimonio Nacional (por detrás del Palacio Real, El Escorial y Aranjuez). Los expertos dicen que se necesitan 15 millones de euros para la rehabilitación integral. El déficit del Valle de los Caídos en 2017 fue de 360.919 euros, y un acumulado en los últimos cuatro años de 2,8 millones de euros.
La opinión mayoritaria de los historiadores asegura que el monumento debe mantenerse, pero no como lugar de exaltación de la dictadura, sino una oportunidad para ilustrar las consecuencias de los sistemas totalitarios del siglo XX. Prefieren que se explique el monumento, algo que Patrimonio Nacional no hace en estos momentos. Los historiadores piden un lugar de la memoria, no un lugar de culto, que explique que no fue un símbolo de paz, sino una reivindicación de los caídos del franquismo como se define todavía hoy.