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Estudiantes universitarios piden donaciones para trabajos solidarios


Más de 320 jóvenes realizan actividades en diferentes barrios de la ciudad. Las donaciones pueden acercarse a la Iglesia San Panteleón, ubicada en Córdoba entre Avenida Francia y Vera Mujica

Más de 320 jóvenes realizan actividades en diferentes barrios de la ciudad. Las donaciones pueden acercarse a la Iglesia San Panteleón, ubicada en Córdoba entre Avenida Francia y Vera Mujica

Por Andrea Astiasuain

Durante todo el año, estudiantes universitarios comprometidos con la realidad social vienen realizando diferentes proyectos junto a los vecinos de distintos barrios de la ciudad y brindan su colaboración a gente que se encuentra en situación de vulnerabilidad. Para poder llevar adelante la iniciativa, los jóvenes lanzaron una campaña de donaciones de todo tipo, entre los que se destaca juguetes y comida.

CLG dialogó con Sol Santos, integrante del voluntariado, para conocer más sobre el trabajo que vienen realizando. “Durante todo un año hacemos proyectos según la afinidad por carrera de cada estudiante, y después en enero se ejecutan y se implementan. Durante cinco días, 80 personas nos instalamos en los barrios y lo llevamos adelante”, explicó.

Los jóvenes estudiantes de Ciencia Política, Arquitectura, Ingeniería, Medicina, Odontología, Derecho y Economía, entre otras especialidades, se asentarán desde el 22 de enero hasta el 26 en Camino Muerto, Granadero Baigorria, a realizar lo trabajado durante el año.

“Lo que vamos a buscar, por un lado, es mejorar la calidad de los ciudadanos que viven en Camino Muerto: son 80 familias. En otro orden, tratamos de generar que los ciudadanos finalicen sus estudios y que puedan capacitarse en oficios y demás”, señaló Sol.

Entre los diferentes proyectos que llevarán adelante habrá “un curso de capacitación para que puedan hacer huertas en sus casas, va a ir un grupo de nutricionistas para que puedan alimentarse de forma económica y saludable; una campaña de cuidado de mascotas y otras actividades para mejorar los vínculos, porque es un barrio nuevo”.

En Camino Muerto, las necesidades son muchas. “Es un barrio en una situación de vulnerabilidad muy alta. No tienen los recursos básicos como agua, gas y electricidad. A partir de ahí, el resto de las cuestiones se dificultan. Hay solo un dispensario muy pequeño y no tiene los recursos para atender a toda la población”, remarcó.

La joven, sin embargo, destacó la predisposición de los vecinos de recibirlos y de querer hacer de su lugar, uno mejor. “Al ser un grupo nuevo muchas veces hay desconfianza por parte de las personas que viven ahí, que piensan que uno les quiere sacar algo o que los va a engañar. Sin embargo, lo único que recibimos fue un montón de amor, cariño y agradecimiento. Hubo un recibimiento muy positivo por parte del barrio y eso se mantuvo durante todo el 2019. Es mucho aprendizaje y mucho trabajo en equipo”, manifestó.

Todo aquel que quiera colaborar puede acercar sus donaciones a la Iglesia San Pantaleón, ubicada en Córdoba entre Francia y Vera Mujica, o en las redes sociales de la ONG Manos a la Obra.

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Poner Manos a la obra

Sol, de 24 años, estudia Ciencia Política en la Universidad Nacional de Rosario y se sumó a “Manos a la obra” hace un poco más de un año, donde hoy coordina uno de los proyectos de política y sociales. “Es un proyecto solidario que surge de la Pastoral Universitaria. Durante tres años se trabaja en la periferia de Rosario, se hacen proyectos con jóvenes universitarios y terciarios y luego, se implementan”, señaló sobre el trabajo de la ONG.

“En los primeros meses del año se hace una etapa de diagnóstico: se va todos los meses al barrio, se habla con los vecinos, se ven sus necesidades y se van pensando todos los proyectos por área. En la etapa de diciembre y enero se colectan todas las donaciones y en enero nos instalamos ahí cinco días e implementamos los proyectos con los vecinos”, agregó.

Actualmente, más de 320 jóvenes rosarinos van a los barrios, como Camino Muerto o El Espinillo, junto a Manos a la Obra, pero muchos otros colaboran durante al año con los diagnósticos o el armado de proyectos. “Trabajamos en cuatro barrios diferentes y, a su vez, cada barrio tiene diferentes grupos, según la afinidad de la carrera universitaria. Durante el año vamos una vez por mes, o cada tres semanas”.

Finalmente, Sol comentó que después de los tres años en el barrio seleccionado, los jóvenes se trasladan a otro lugar. “La idea es generar las capacidades para que los proyectos se sostengan a partir de los vecinos y que los impulsen ellos”, manifestó y agregó: “El objetivo es hacer cambios que generen algún tipo de impacto para el barrio y para los ciudadanos”, concluyó.