El asesinato de un ciudadano afroamericano desató una ola de reclamos. Las principales ciudades estadounidenses establecieron toque de queda, la policía respondió con fuerte represión y cientos de personas fueron detenidas
Medio centenar de grandes ciudades norteamericanas fueron escenario de violentos disturbios y represión policial en protestas por la muerte del afroamericano George Floyd, asfixiado por un policía blanco, mientras los gobernadores de una docena de estados evalúan la movilización total de la Guardia Nacional.
La muerte del ciudadano afroamericano en Mineápolis durante una detención desató en Estados Unidos una ola de protestas, enfrentamientos y disturbios que se extendieron por todo el país en una noche de caos que concluyó con cientos de detenciones, represión policial, incendios y múltiples toques de queda en las principales ciudades del país.
Pese a que el policía Derek Chauvin fue imputado por el asesinato las protestas continúan creciendo, por lo que la Guardia Nacional de Estados Unidos ya inició su despliegue o está a punto de hacerlo en 13 estados.
Hasta el momento, se reportaron dos muertos relacionados a las protestas que se iniciaron el miércoles, uno ese día en Minneapolis, y el segundo, el viernes en Detroit. En paralelo, las autoridades investigan si la muerte a tiros de un agente federal en Oakland (California), tiene relación con las protestas.
En las últimas horas, una decena de gobernadores -entre ellos los de Minesota, Ohio, Georgia, Colorado, Wisconsin, Kentucky, Texas, Utah, Washington y Misuri- solicitaron públicamente su intervención para intentar contener los disturbios. Incluso el Ejército de Estados Unidos planteó abiertamente la posibilidad de intervenir en el conflicto, informó la agencia Europa Press.
Según declaraciones de fuentes del Pentágono realizadas a ABC News, el secretario de Defensa, Mark Esper, le ofreció al gobernador de Minesota, Tim Walz, el estado epicentro del conflicto, el despliegue de la Policía Militar, aunque el gobernador declinó la propuesta a la espera de ver el efecto de la movilización de unos 2.500 efectivos de la Guardia Nacional presentes en la ciudad desde hace unas horas.
Solo en Los Ángeles, ciudad de la costa oeste que dictó el toque de queda hasta las 5:30 de la madrugada de hoy, se registraron 500 arrestos en las últimas 24 horas, lo que hace temer que se repitan los sucesos de 1992.
Ese año, el asesinato a manos de la policía de Rodney King, otro ciudadano afroamericano, desató un ola de protestas que terminó con 50 muertos y 2.000 heridos.
El alcalde de la ciudad de la costa oeste norteamericana, Eric Garcetti, afirmó que la ola de protestas y la pandemia del coronavirus representan «el momento más fuerte que ha experimentado como residente de Los Ángeles desde los disturbios de 1992».
Otro centenar de personas fueron detenidas en Nueva York, con protestas en Harlem, Brooklyn, Queens y a las puertas de la Trump Tower, el emblema del imperio financiero del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en Manhattan.
Los enfrentamientos más graves se produjeron en el barrio de Flatbush (Brooklyn), donde un coche de la policía arrolló a varios manifestantes, cuyas imágenes se viralizaron en las redes sociales. El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, defendió al agente y aseguró que era una situación «absolutamente imposible» y que necesitaba escapar.
AHORA: Una camioneta de la policía embiste a varios manifestantes en Nueva York. pic.twitter.com/f7qWQuaLZU
— Mundo en Conflicto 🌎 (@MundoEConflicto) May 31, 2020
El abuso policial y la impunidad policial deben terminar.#NuevaYork
#JusticeForGeorgeFlyod pic.twitter.com/oIphbCLoxu— F. J. S.🖋️ (@fjsv1974) May 31, 2020
Un hotel propiedad de Trump en Chicago también fue epicentro de enfrentamientos en esa ciudad, en la que más de 3.000 personas se echaron a la calle y protagonizaron choque con la policía. La alcaldesa de esa ciudad, Lori Lightfoot, también impuso el toque de queda, una decisión que se replicó en otras tantas urbes del país.
En el condado Miami-Dade, en el sureño estado de Florida, se adoptó la misma medida, mientras que la policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a manifestantes en las ciudades de Jacksonville y Orlando y confirmó la detención de 38 personas.
El precandidato presidencial del Partido Demócrata, Joe Biden, se involucró en la polémica haciendo equilibrios entre el respaldo a las protestas y la crítica a la violencia.
«Protestar tal brutalidad es correcto y necesario. Es una respuesta completamente estadounidense. Pero la quema de comunidades y la destrucción consiguiente no lo es», matizó el líder demócrata que buscará este año desplaza a Trump de la Casa Blanda.
«La violencia que pone en peligro la vida no lo es (necesario). La violencia que destruye y cierra las empresas que sirven a la comunidad no lo es», indicó Biden en un comunicado publicado en su web de Medium, en el que además expresó su completo respaldo tanto por la familia de Floyd como por las víctimas de la crisis del coronavirus en Estados Unidos, dos fenómenos que han provocado la crispación y la tristeza de la población.
«Sé que un dolor tan oscuro y profundo a veces puede parecer demasiado pesado para soportar», lamentó el ex vicepresidente de Estados Unidos.
Hoy también, el Comité de Reporteros para la Libertad de Prensa alertó sobre los ataques policiales a los periodistas que cubren las manifestaciones en Phoenix, Indianápolis, Atlanta y Mineápolis.
Uno de los agredidos fue un corresponsal de la cadena rusa RIA Novosti, que motivó una queja de la Cancillería rusa que consideró «inaceptable» que fuera rociado con gas pimienta pese a haber mostrado su credencial de periodista y reclamó una investigación sobre el caso.