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Estados Unidos comenzó a editar genéticamente a pacientes con cáncer


En noviembre del año pasado la técnica de edición genética conocida como CRISPR, con la que científicos han sido capaces de editar con exactitud ciertos genes y reemplazarlos por otros, llegó a los titulares de casi todos los medios del mundo. El chino He Jianku anunció, a través de Youtube, que había modificado a un par de gemelas con esta técnica, cuando aún eran embriones, para hacerlas inmunes al virus del VIH.

La noticia alborotó al mundo de la ciencia, pues aún hay una gran incertidumbre sobre estos procedimientos, no solo desde su seguridad, sino desde la bioética. Pero, lo cierto, es que el uso de CRISPR en humanos parece seguir adelante. Según el portal del National Public Radio (NPR), a la Universidad de Pensilvania, Filadelfia, ya se le dio luz verde para empezar un estudio de cáncer en humanos usando la técnica CRISPR.

Específicamente, aclara el portal, se trató a dos pacientes: uno con un mieloma múltiple y otro con un sarcoma, quienes habían recaído tras recibir tratamiento convencional. En este caso, lo que los médicos buscan hacer, es eliminar las células del sistema inmunológico de los pacientes, modificarlas genéticamente en el laboratorio e poner las células modificadas de nuevo en el cuerpo. La esperanza es que las células modificadas atacarán y destruirán las células cancerosas. Aunque se sabe que ya se hizo con dos pacientes, el estudio fue aprobado para tratar eventualmente a 18 pacientes.

Ahora, vale aclarar que la diferencia entre lo que hizo el médico chino y lo que están intentando en la Universidad de Pensilvania están en dos orillas distintas. Mientras el primero modificó los genes humanos cuando eran fetos, haciéndolos potencialmente reproducibles a futuras generaciones, lo que están haciendo los norteamericanos es alterar ciertos genes de personas ya adultas.

Pero según explica NPR, este no sería el único estudio de CRISPR en humanos que se estaría desarrollando. En otros lugares de Estados Unidos, Canadá y Europa también se está probando su eficiencia.

Fuente: El Espectador