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Estados Unidos arranca este lunes a vacunar contra el coronavirus


El gobierno distribuye las 6,4 millones de dosis disponibles, de las cuales se reservará la mitad para administrar la segunda dosis en tres semanas. Cómo es el operativo.

Una logística de distribución de enorme despliegue tiene lugar por estas horas en Estados Unidos, donde millones de vacunas contra el covid-19, almacenadas a -70°C en hielo seco, son trasladadas a distintas partes del país para comenzar a aplicar las primeras dosis este lunes 14 de diciembre,

Camiones cargados con miles de dosis de la vacuna Pfizer/BioNTech, empaquetadas en cajas que contenían hasta 4.725 inyecciones cada una, partieron este domingo de la planta de Pfizer en Kalamazoo, Míchigan (norte), con destino a centros estratégicos de las empresas de paquetería UPS y FedEx, que se encargarán de distribuirlas.

Pfizer estima que 20 aviones transportarán diariamente sus vacunas hacia poblaciones de todo el país, incluyendo la tribu nativa estadounidense de los Navajo, duramente golpeada por la pandemia de coronavirus.

El objetivo es entregar el primer lote de vacunas en 24 horas a todos los hospitales y sitios que lo soliciten, y vacunar a los primeros estadounidenses lo antes posible. El jefe de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA), Stephen Hahn, dijo a la cadena CNN: «Tengo la esperanza de que esto se lleva a cabo muy rápidamente. Esperemos que mañana (lunes)».

Cómo será el operativo

De acuerdo a la información que consignó AFP, de los 6,4 millones de dosis disponibles se entregará solo la mitad, y el resto se reservará para administrar la segunda dosis necesaria, tres semanas después.

La vacuna del dúo estadounidense-alemán Pfizer/BioNTech, de la cual el gobierno estadounidense compró 100 millones de dosis, tiene una eficacia del 95% y ya comenzó a administrarse en Reino Unido. En esta primera fase, se inmunizará a unas tres millones de personas, en un esfuerzo por comenzar a paliar los efectos de la pandemia, que en Estados Unidos ya dejó casi 300.000 fallecidos, una cifra el equivalente a la población de una ciudad como Cincinnati (Ohio, noroeste).

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomendaron que se diera prioridad a los residentes de asilos, donde hay actualmente unas 3 millones de personas, y a profesionales de la salud, alrededor de 21 millones.