Autoridades sanitarias españolas aseguraron que están siguiendo "muy de cerca y con preocupación" la evolución de la pandemia en Madrid y que se preparan medidas “más drásticas” para intentar frenar la expansión del virus
El ministro de Sanidad de España, Salvador Illa, ha reconocido que está siguiendo «muy de cerca y con preocupación» la evolución de la pandemia del coronavirus en Madrid, si bien ha asegurado que confía y apoya las medidas que el Gobierno regional de Madrid adopte para frenar la transmisión del coronavirus.
En los últimos días ha surgido el debate de la posibilidad de reducir a siete días el periodo de cuarentena de los contactos estrechos de un caso de contagio de coronavirus en España, como así se ha establecido en Francia.
El ministro de Sanidad de España, Salvador Illa, ha asegurado que no se va a modificar el tiempo en el que los contactos estrechos de un caso de contagio de coronavirus deben permanecer en cuarentena hasta que no haya una «evidencia científica sólida».
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ha expresado el compromiso del Ayuntamiento de Madrid para cumplir en la capital todas las medidas que la Comunidad de Madrid considere convenientes para estabilizar y reducir los contagios de coronavirus.
Las tasas de contagio de coronavirus en la ciudad de Madrid siguen disparadas y las zonas donde se multiplican los contagios se localizan ya más allá del sur, aunque Puente de Vallecas, Villaverde y Carabanchel se mantienen como las cuatro zonas más afectadas la incidencia también es preocupante en Ciudad Lineal, San Blas o Centro.
Por otra parte, los centros educativos de Catalunya han registrado hasta hoy miércoles 34 grupos confinados por casos de coronavirus en 27 guarderías, escuelas e institutos, con un total de 72 contagios de coronavirus detectados en profesionales y 54 en alumnos.
Con respecto al turismo, la ocupación en los hoteles de Barcelona apenas ha llegado al 10% este verano, en una temporada «dramática» por el impacto de la crisis del coronavirus, con el 75% de los establecimientos de Barcelona cerrados y una caída en los precios del 50% para los pocos que han abierto.