Una joven marplatense de 19 años murió en una fiesta electrónica en la ciudad española de Palma de Mallorca tras consumir éxtasis y la familia denuncia que la pastilla contenía veneno para ratas.
La víctima, identificada como Milagros Alanís Moyano, residía en las Islas Baleares desde hacía siete meses junto a su hermana melliza.
La joven, que trabajaba como socorrista en una de las playas más concurridas del balneario español, concurrió a una fiesta techno de verano llamada Origin Festival que se celebraba en el predio de Son Fusteret el pasado domingo 14 de julio.
Allí, la marplatense de 19 años consumió una pastilla de éxtasis y comenzó su calvario: su temperatura corporal aumentó de manera descontrolada y debió ser internada en el Hospital Universiatari Son Espases de Palma de Mallorca, donde estuvo hasta el miércoles 17.
Ese día, ante un cuadro de salud que se agravaba, los médicos decidieron trasladarla al Hospital Clinic de Barcelona, donde finalmente falleció producto de una hipertermia: tenía una fiebre de 43 grados.
Según la hipótesis que maneja la Policía Nacional de España, la pastilla de éxtasis que consumió Milagros estaría adulterada con veneno para ratas: de acuerdo a medios ibéricos, se trata de un comprimido hexagonal, de color amarillo y con una calavera en el centro.
«Quisiera saber quién le vendió veneno a mi bebé para pegarle un tiro en la cabeza», manifestó el padre de la joven, Paulo Moyano, al arribar a España.
El hombre relató que tuvo que fijarse en el tatuaje que llevaba su hija en el brazo izquierdo para reconocerla, porque la droga adulterada le había desfigurado por completo los rasgos faciales durante sus tres días de agonía, publicaron diarios españoles.
En tanto, Lautaro, el hermano de la víctima, definió al hecho como «una locura de juventud», ya que aclaró que «no es que consumiera habitualmente».
«Ella no tenía antecedentes por drogas. Lo que pasa es que empezó a hacer malas amistades que la llevaron por el mal camino», lamentó el joven, que también reside en Palma de Mallorca.
Y añadió. «Creemos que el éxtasis lo compró fuera. Era una pastilla con una calavera».