Consiguieron ingresar 30 varones, todos ellos marroquíes y mayores de edad
La presión migratoria sobre España se trasladó en las últimas horas de la ciudad de Ceuta a la de Melilla, cuando cientos de inmigrantes intentaron saltar la valla que separa el territorio marroquí del enclave, según informó la Delegación del Gobierno español en la ciudad autónoma.
«Se produjeron seis intentos de entrada entre las 22.20 del jueves y las 3.45 del viernes en diferentes puntos del perímetro fronterizo terrestre. Consiguieron entrar 30 varones, todos ellos marroquíes y mayores de edad», declaró la fuente a la agencia de noticias Sputnik.
Asimismo, añadieron que a estos 30 inmigrantes ilegales no se los tiene aún localizados, pero que la práctica habitual en estos casos es esconderse en un primer momento, e incluso que «como son de origen marroquí, cabría la posibilidad de que tuvieran parientes en Melilla y estuvieran en sus domicilios».
Este nuevo suceso ocurre cinco días después de la invasión de unos 8.000 migrantes a Ceuta, la otra ciudad de soberanía española ubicada en tierra africana, en el norte de ese continente, permitida por las autoridades de Marruecos en represalia por la decisión de España de permitir asistencia sanitaria a Brahim Ghali, un líder rebelde que combate por la independencia del Sahara Occidental.
Al respecto, el Gobierno de Pedro Sánchez aclaró hoy que Ghali, secretario general del Frente Polisario, no llegó a España con pasaporte falso, aunque sí utilizó otra identidad en el hospital de Logroño, donde permanece ingresado y sin que mediase ninguna intervención por parte de las autoridades.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores citadas por la agencia de noticias Europa Press insistieron en que el traslado se debió a «razones humanitarias», debido a que Ghali se encontraba en estado grave tras contagiarse de coronavirus.
En este sentido, señalaron que no entraña ningún tipo de valoración política sobre las relaciones con Marruecos, que España sigue considerando «estratégicas» y «positivas».
Ghali ingresó en España desde Argelia y, según estas fuentes, lo hizo con el pasaporte con el que viaja habitualmente y que cumple los «requisitos ordinarios».
Respecto de la incursión de migrantes en Melilla, el ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska, declaró en una entrevista radiofónica en la cadena de COPE que todos los inmigrantes que saltaron la valla serán «localizados y se harán los procedimientos adecuados para que, en caso de que no sean acreedores de protección internacional, sean devueltos».
Más tarde, el Frente Polisario exhortó a la comunidad internacional a presionar a Marruecos para que cese de instrumentalizar la inmigración ilegal hacia Europa en busca del reconocimiento de su soberanía sobre el Sáhara Occidental.
«Hacemos un llamado urgente a la ONU, la Unión Africana y la Unión Europea para imponer a Rabat la obligación de pasar la página de la agresión, la utilización de la droga, la inmigración ilegal y abandonar el uso vergonzoso del terrorismo», según un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática.
Se trata de la primera reacción oficial saharaui a la crisis en el enclave español de Ceuta, tras la llegada desde el lunes de más de 8.000 migrantes provenientes del vecino Marruecos, aprovechándose de un relajamiento de los controles fronterizos de lado marroquí.
Lo que diferencia a estos intentos de salto de los tradicionales en Melilla es que en esta ocasión fueron protagonizados mayoritariamente por ciudadanos marroquíes y no de origen subsahariano, como destacan a esta hora los medios españoles y como se deduce de las nacionalidades de los que, según fuentes oficiales, consiguieron pasar al lado español: todos ellos marroquíes.
Tradicionalmente los saltos a la valla de Melilla se suelen protagonizar por subsaharianos que aguardan escondidos en los montes circundantes a la ciudad autónoma, como es el caso del monte Gurugú, donde permanecen jóvenes acampando durante todo el año, con la tolerancia de las autoridades marroquíes y asistidos por Organizaciones No Gubernamentales (ONGs).
En previsión de que se trasladaran los asaltos de Ceuta a Melilla, a última hora del jueves el Ejército español comenzó a realizar labores «de vigilancia y no contención», según precisaron a Sputnik desde la Delegación del Gobierno español en Melilla, en la zona del perímetro fronterizo melillense.
Esta labor de apoyo de las Fuerzas Armadas a la Policía Nacional y la Guardia Civil españolas fue solicitada al Ejecutivo central por la Delegación del Gobierno en la Ciudad Autónoma.