Escocia se convirtió este martes en la primera nación del mundo en imponer un precio mínimo al alcohol, una iniciativa precedida por años de batalla legal.
«Escocia es la primera nación del mundo suficientemente audaz y valiente para introducir un precio mínimo por unidad», declaró a la AFP la primera ministra escocesa Nicola Sturgeon. «Creo que países de Europa y otras partes intentarán imitar lo que se hizo aquí», añadió, afirmando que Irlanda y el País de Gales quieren lanzar proyectos similares.
Escocia ha fijado un precio mínimo de 50 peniques (70 centavos de dólar, 57 céntimos de euro) por unidad de alcohol, una medida que toma en cuenta a la vez la cantidad de alcohol y el volumen del producto.
Una botella de 70 centilitros de whisky no podrá venderse por menos de 14 libras esterlinas (15,60 euros) y una de 75 cl de vino con una graduación de 12,5º costará por lo menos 4,69 libras.
Esta iniciativa, destinada a combatir los estragos causados por el alcohol, cuenta con el visto bueno de médicos y asociaciones que la consideran el mayor progreso en materia de salud pública desde la prohibición de fumar en lugares públicos.
«Esta ley salvará vidas», declaró Alison Douglas, directora general de la organización caritativa Alcohol Focus Scotland, que predice que salvará 58 vidas el primer año.
En 2016, 1.265 muertes en Escocia (5,3 millones de habitantes) estaban relacionadas con el consumo de alcohol, un aumento de 10% con respecto al año anterior.
Audrey Duncan, una exalcohólica de 37 años, declaró a la AFP que los precios baratos habían contribuido a su dependencia.
«No creo que (el precio mínimo) me hubiera desanimado pero seguramente que me habría quedado mucho antes escasa de dinero», añadió esta habitante de Glasgow.
– Medio proporcionado –
Los comerciantes cuentan con pérdidas mínimas. Es más, Linda Williams, propietaria de una tienda en Edimburgo, estima que la medida podría ayudar «a poner al mismo nivel los supermercados y los comercios independientes». «No podrá haber más descuentos grandes en los licores y los paquetes de cerveza de gran tamaño que son realmente los que originaron todos los problemas con el alcohol», recalcó.
La medida entró en vigor después de años de demandas judiciales que la fueron retrasando. El año pasado el Tribunal Supremo apoyó la iniciativa del gobierno escocés, al desestimar el recurso presentado por la Asociación del Whisky Escocés (Scotch Whisky Association, SWA) y otros representantes de la industria.
Siete jueces de Londres declararon unánimemente que la fijación de un precio mínimo era «un medio proporcionado para alcanzar un objetivo legítimo» y no violaba las leyes europeas. Esto puso fin a una batalla legal que llegó al Tribunal Europeo de Justicia en 2015.
Pese al fracaso del recurso, un portavoz de la SWA declaró que la industria trabajó «en cooperación» con el gobierno para la aplicación de la medida.
Nicola Sturgeon asegura que siempre estuvo convencida de que la medida no perjudicaría a la industria del whisky en Escocia. Los de «alta gama, que le dan renombre» -explica- no figuran entre los alcoholes más afectados por los precios mínimos».