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Es argentino, protege pingüinos y va por un reconocimiento mundial


CLG dialogó con Pablo García Borboroglu, un biólogo marino marplatense que lleva 30 años trabajando en la conservación de pingüinos

Por Santiago Ceron

Pablo García Borboroglu: ese es el nombre del biólogo marino argentino que quedó seleccionado entre los 10 finalistas a ganar los Premios Rolex gracias sus más de 30 años de trabajo protegiendo a los pingüinos. Es investigador del Conicet y es el único representante del país que fue elegido entre 1.000 aspirantes a este galardón internacional otorgado por la reconocida compañía suiza.

Los Premios Rolex a la iniciativa son un reconocimiento entregado por el Instituto Rolex, de la compañía de relojes del mismo nombre, que están «enfocados a fomentar el espíritu de iniciativa alrededor al mundo». Se dividen en cinco áreas: herencia cultural, medio ambiente, exploración y descubrimiento, ciencia y medicina y tecnología e innovación. Cada área recibe un premio y García Borboroglu participa en medio ambiente.

CLG tuvo la oportunidad de dialogar con este conservacionista marplatense, quien explicó en qué consiste su trabajo con los pingüinos y habló sobre lo que le representa ser el único finalista argentino: «La sensación es increíble, es un orgullo muy grande llevar el nombre y la presencia de Argentina a un evento que tiene un reconocimiento internacional y una visibilidad muy grande en todo el mundo».

Luego de más de tres décadas de trabajo en la protección de los pingüinos, fue la propia organización de los Premios la que lo invitó a que presentase su aplicación: «Fue hace un año. Preparé el material y lo elevé. El proceso fue bastante difícil porque comenzamos siendo 1.000 y fuimos pasando etapas. La última selección fue en Londres hace 2 meses donde un jurado definió los 10 finalistas».

Pablo es biólogo marino e investigador del Conicet. Desde pequeño se interesa por el cuidado de los pingüinos y hace diez años fundó la Global Penguin Society, la cual «trabaja en ciencia, manejo y educación para proteger las 18 especies de pingüinos de todo el mundo». «Hemos protegido 1.600.000 pingüinos, hemos ayudado a crear 32 millones de acres de hábitat y hemos llevado a más de 5.000 chicos que viven cerca de las colonias para que los conozcan, ya que son los futuros tomadores de decisión», explicó.

¿Por qué los pingüinos?

Borboroglu contó de dónde surgió el interés en este animal en particular: «La primera persona que me habló sobre los pingüinos fue mi abuela Melania. Ella vivía en la Patagonia hace casi 100 años y cuando era chico me contaba de sus experiencias, sus visitas, me transmitía la dedicación de los pingüinos para criar a sus pichones, los cuidados, cómo iban hacia el mar, y más. Cuando uno es chico eso tiene un impacto muy fuerte y seguramente lo ha tenido en mí».

Pero, su primer paso fue en otra dirección: «Cuando fui a la universidad quería ser diplomático y estudié dos años, pero no me convenció tanto, entonces me fui a vivir al sur. Allí morían 40.000 pingüinos al año a causa del petróleo y me conecté con eso. Decidí formarme: hice la Licenciatura y el Doctorado en Biología y hace 10 años cree la Global Penguin Society«.

Al ser consultado sobre la importancia de proteger a estas especies, Pablo indicó: «Por su características, los pingüinos son muy sensibles a las alteraciones en su hábitat y enfrentan amenazas tanto en el océano como en la tierra. Ellos son una especie de termómetro de la salud de los océanos, están afectados por el petróleo, el plástico y la pesca». Y añadió: «Además, cuando llegan a tierra para construir su nido y reproducirse tienen problemas como el disturbio humano, gente que no los respeta. Parte de nuestro trabajo es proteger estos lugares para que las colonias prosperen».

Una ilusión

«Ganar el premio sería la coronación de todo este trabajo y un fuerte respaldo para poder potenciarlo aún más«, aseguró Pablo. «Me encantaría ganar el premio y llevarlo a Argentina», agregó, aunque inmediatamente bajó los decibeles: «De todas maneras estoy muy contento de haber llegado a esta instancia».

Borboroglu utilizando un poncho como símbolo de su país durante una de sus presentaciones.

Que haya quedado entre los 10 finalistas de entre 1.000 de todo el mundo es un verdadero logro y muestra que, pese a que en Argentina este tipo de iniciativas queden alejadas de la agenda, tiene un reconocimiento internacional: «Es un gran respaldo para mostrar que lo que hacemos es importante. En Argentina la situación económica hace que lo ambiental quede en cuarto plano y a la hora de la verdad la calidad de vida de la gente depende del tema ambiental».

A votar

Los Premios Rolex se entregan en base a la cantidad de votos que recibió cada participante. La votación es abierta y cierra este miércoles 12 de junio. Cualquiera puede votar y lo puede hacer a través de la web de los premios, donde se encuentra detallado el proyecto de Pablo García Borboroglu. Los ganadores reciben un apoyo económico para sus proyectos, además del reconocimiento internacional que implica ser laureado.