Por Damián Consalvo (*)
Del 9 al 15 de septiembre se desarrolla la Semana de la Epilepsia. En relación a esto, se manifiesta que hacer el diagnóstico de epilepsia no siempre es tan sencillo. De acuerdo con las organizaciones médicas Nacionales e Internacionales expertas en el tema hoy bastaría con tener una única crisis, sin ningún factor agudo que obre como desencadenante. Esto deberá acompañarse de algunos elementos de la clínica y de los exámenes complementarios que nos muestren alguna alteración que hable acerca del riesgo de repetir el evento para lo cual, para reducirlo, debería iniciarse un tratamiento con medicación.
Pero no todo episodio de inicio y fin súbito es una crisis epiléptica, por lo cual es necesario desde el punto de vista del médico, en tratar de obtener la mayor información posible acerca del episodio y también, obtener exámenes complementarios de calidad que eventualmente puedan apoyar al diagnóstico clínico.
Una vez realizado el diagnóstico es importante cómo comunicarlo al paciente y a la familia. Si bien no hay una fórmula precisa para hacerlo hay algunos datos que pueden ser útiles. Además de la toma correcta de la medicación es importante tener en cuenta que el paciente deberá respetar horas de sueño y tratar de reducir las situaciones que provoquen stress. La mayor parte de los pacientes (alrededor de un 65-70%) pueden desarrollar sus actividades en forma normal, sin que les genere alteraciones en la calidad de vida. También es importante contar con el apoyo y contención de la familia en este sentido.
La aceptación del paciente y de su entorno muchas veces no es algo sencillo. Esto se debe al misticismo que aún rodea a la enfermedad y al hecho de pensar, hasta incluso en nuestros días, que la enfermedad epilepsia es producto de alguna situación mágica y que esto obliga a la reclusión y aislamiento del paciente. Nada más alejado de la realidad.
Hoy, gracias a los avances tecnológicos, se conoce en muchos pacientes cuál es la causa o etiología de esta, reduciendo la angustia de no saber. Los estudios de imágenes y los avances en genética han sido pilares importantes en el conocimiento de la enfermedad.
Con relación al tratamiento, siempre inicialmente el paciente recibirá alguna medicación para lograr el control de los ataques. La elección del fármaco debe hacerse en acuerdo entre el médico y el paciente, teniendo en cuenta los riesgos y beneficios de cada opción y en función de las características de los episodios. Las crisis de inicio focal, es decir que se inician en una parte del cerebro, pueden tener diferentes opciones farmacológicas que las crisis generalizadas.
La falta de respuesta al tratamiento inicial obligará a reajustes de las diferentes medicaciones o a plantearse tratamientos alternativos no farmacológicos que cuenten con el sustento de la evidencia médica al respecto. Simultáneamente a esto el grado de complejidad de los estudios a realizarse irán en aumento. Estudios como el Video-EEG, que consiste en registrar las crisis clínicas del paciente mientras tiene colocados los electrodos del electroencefalograma, permiten en primera instancia aseverar el diagnóstico y, una vez confirmado, se podrá ofrecer al paciente la mejor alternativa terapéutica posible.
Para charlar sobre estos temas, las entidades que agrupan a los médicos que atienden pacientes con epilepsia como la Sociedad Neurológica Argentina (SNA), la Sociedad Argentina de Neurología Infantil (SANI) y la Liga Argentina Contra la Epilepsia (LACE), organizan charlas a la comunidad durante la Semana de la Epilepsia a desarrollarse este año del 9 al 15 de Septiembre.
(*) Médico Neurólogo de la División Neurología, Hospital Ramos Mejía a cargo del Área de Epilepsia, Instituto de Neurología y Neurocirugía, Sanatorio de Los Arcos. Presidente de la Liga Argentina Contra la Epilepsia (LACE).