Anders Tegnell es asesor del gobierno sueco y se lamentó por los resultados. Los negocios, cafés, restaurantes y gimnasios permanecieron abiertos a pesar del avance del coronavirus
El epidemiólogo que coordina la lucha contra el coronavirus en Suecia, Anders Tegnell, admitió este miércoles que el país debería haber tomado medidas más duras para reducir la tasa de mortalidad que al día de hoy se ubica entre las mayores de todo el mundo en relación a la cantidad de habitantes.
«Podríamos haberlo hecho mejor de lo que hicimos», aseguró Anders Tegnell en una entrevista a a radio pública sueca Sveriges, tras sostener que los muertos en Suecia por coronavirus en estos meses «fueron demasiados».
Tegnell explicó que dado que casi todos los demás países europeos se cerraron repentinamente en marzo, fue difícil saber en ese momento qué medidas funcionaban mejor.
Las palabras de Tegnell suponen un giro ya que el experto criticó durante meses los cierres y cuarentenas de otros países europeos e insistió en que el enfoque de Suecia era más sostenible a pesar del escrutinio internacional de su elevada cifra de muertos para la población de su país.
El país nórdico, con 40.803 infectados y 4.542 muertos, acumula 43 víctimas mortales por cada 100.000 habitantes, una tasa muy superior a la de sus vecinos Dinamarca y Noruega, que cumplieron un cierre y una cuarentena estricta y hoy cuentan con 580 y 237 decesos, respectivamente.
Suecia, con una población de 10 millones de habitantes, puso por primera vez en discusión la línea que adoptó frente la pandemia, que supuso que el virus circulara entre la población sin introducir nunca las rígidas medidas de confinamiento establecidas en otros países de Europa para evitar, en gran medida, una fuerte caída económica.
Sin embargo, según el informe de mayo, Suecia registró una caída del 6.8% de su PBI y se estima que el desempleo llegue al 10%, según un informe realizado en mayo por el Fondo Monetario Internacional (FMI)
El primer ministro sueco, Stefan Lofven, dijo el lunes que nombraría una comisión para investigar el enfoque del país sobre el coronavirus este mes, una decisión que fue entendida como una concesión a la oposición.
En los últimos días, el gobierno de centroizquierda defendía a capa y espada su posición, que prefirió confiar en el sentido cívico de los propios ciudadanos y se limitó a sugerir a las personas que evitaran viajes no esenciales y no salieran en caso de ser ancianos y enfermos.
Durante semanas, las fotos de los pubs llenos de gente en Estocolmo y otras ciudades suecas dieron la vuelta al mundo, atrayendo críticas por una decisión contraria a las medidas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), e impuestas en gran parte de los países del resto del mundo.
Hoy Suecia sufre las consecuencias ya que sus vecinos Noruega y Dinamarca reabrieron sus fronteras recíprocas, pero dejaron un cordón sanitario en torno a su territorio, excluido por ahora de la reanudación de los flujos turísticos.
Tanto Noruega como Dinamarca explicaron la alta tasa de infección en Suecia los llevó a tomar la decisión de no abrir sus fronteras a los suecos.
La oposición sueca utilizó esto para seguir presionando y criticando al gobierno.
Hans Wallmark, un dirigente de centro-derecha sueca, aseguró hoy que los ciudadanos están consternados ante el alto número de muertes en hogares de cuidado, el fracaso para entregar un esquema masivo de pruebas y el cierre de las fronteras de los países vecinos.