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Bernie Sanders se lanzó al ruedo

Entre la ofensiva y la moderación, la difícil estrategia demócrata contra Trump


«Racista», «sexista», «mentiroso patológico»: Bernie Sanders se lanzó a la carrera a la Casa Blanca con duros calificativos contra Donald Trump, pero otros precandidatos demócratas están tomando mayores precauciones, evidenciando un dilema estratégico.

¿Hay que atacar directamente al presidente republicano, un hábil comunicador que gusta de la ironía, el sarcasmo y las burlas a sus adversarios, o ignorarlo?.

Bernie Sanders dio rápidamente su respuesta al no tardar más de 20 segundos al referirse a Trump como «el presidente más peligroso de la historia moderna estadounidense» en el video con el que oficializó su precandidatura para las primarias demócratas.

«Es un racista, un sexista, un homófobo, un xenófobo», dijo el senador de 77 años, derrotado en 2016 en las anteriores primarias de su partido por Hillary Clinton, al presentar las grandes líneas de su programa.

Atacar a Trump -un maestro en el manejo de la red social Twitter- y al mismo tiempo ofrecer una perspectiva de futuro: en ese delicado equilibro deberán moverse la decena de precandidatos demócratas para las presidenciales de 2020.

«Decimos hace tiempo que para los demócratas es muy importante no sólo oponerse a Trump sino ofrecer una visión positiva y un programa propio», afirmó recientemente Jon Favreau, que supo encargarse de los discursos del presidente demócrata Barack Obama, en su influyente podcast «Pod Save America».

«Bernie el loco acaba de entrar en la carrera. Le deseo el mayor de los éxitos!», ironizó Trump en Twitter en la mañana del miércoles.

 

«Los Obama también»

 

Sanders puede permitirse este perfil alto al haber ganado fuerte notoriedad en 2016, y hoy aparece liderando las preferencias entre los demócratas.
Sanders se «presentó como si estuviera solo en la lucha contra el presidente», como deben hacer quienes encabezan los sondeos, señaló Dante Scala, profesor de ciencias políticas en la Universidad de New Hampshire.

Pero precandidatos menos conocidos que el veterano político que se define como «socialista» optan sobre todo por un mensaje optimista y más moderado, con el fin de captar a un electorado sumamente dividido.

«Nunca es una mala estrategia comenzar con una nota positiva, sobre todo cuando uno se presenta» por primera vez ante los electores, reconoce Scala.
Otros, no obstante, aunque lejos aún de los tonos de Sanders, eligieron también atacar a Trump, consiguiendo el apoyo de una base demócrata proclive a dar batalla contra el presidente.

Fue el caso de las senadoras Amy Klobuchar, de reputación más bien centrista, y sobre todo de Elizabeth Warren, a quien Trump apoda «Pocahontas», mofándose de los lejanos orígenes amerindios reivindicados por la legisladora progresista.

«Todos sabemos que la administración Trump es la más corrupta de que se tenga memoria en tiempos recientes», dijo Klobuchar en un discurso en el que las críticas al mandatario estuvieron de todas maneras menos presentes que en el de Sanders.

«Tarde o temprano, todos atacarán a Donald Trump», pronostica Tobe Berkovitz, profesor de comunicación en la universidad de Boston.

«En la actual situación, no hay razón para elegir la vía más noble, pero al mismo tiempo» la derrota de Hillary Clinton ante el magnate republicano en 2016 «demostró que limitarse a atacar todo el tiempo a Trump no era una estrategia ganadora».

La política estadounidense siempre ha sido muy dura, incluso bajo Barack Obama, explica Tobe Berkovitz.

«También los Obama recurrían a los golpes bajos, aunque lo hacían de manera más presentable», señala.

Trump, de todas maneras, «llevó una escena política ya insana aún más hacia abajo de lo que se creía posible».