La actuación de Néstor Pitana en la final del Mundial se llevó un aprobado. Y eso vale mucho en un partido donde hubo polémicas y donde hubo que usar nada menos que el VAR en una jugada clave. El árbitro argentino se ganó bien la oportunidad de dirigir el último duelo de la Copa del Mundo y lo hizo de buena manera.
Con su presencia física y su fuerte autoridad, Pitana llevó el partido con tranquilidad y en ningún momento se les fue de las manos. Por supuesto que los jugadores colaboraron con un juego casi limpio y con poca fricción.
La hora más complicada para Pitana estuvo cerca de los 30 minutos del primer tiempo, cuando una mano de Perisic elevó el pedido de todos los jugadores de Francia, que reclamaban penal. El juez argentino recibió ayuda desde el VAR, y tuvo que ir a ver la jugada a un monitor.
Tomó la decisión correcta y decretó penal para Francia. A pesar de recibir quejas por parte de los croatas, sancionó lo que debía y el partido siguió su curso normalmente.
Si bien el partido fue ganando intensidad en los últimos minutos y algunos jugadores estaban con elevadas pulsaciones, Pitana fue calmo y no se dejó llevar por la presión. Podría haber amonestado a Rakitic por haberlo aplaudido irónicamente a cinco minutos de que concluya el juego, pero entendió que era caldear aún más un ambiente que ya estaba bien caliente.
El arbitraje argentino tuvo un buen representante en la Copa del Mundo. Mientras en Argentina dirige partidos muy poco trascendentes (en muchas oportunidades), Pitana tuvo una experiencia fantástica en Rusia, dirigiendo el partido inaugural y también la final.