Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la primera causa de muerte en todo el mundo, siendo responsables de más de 17 millones de muertes anuales y representan casi la mitad de las 36 millones de muertes por enfermedades no transmisibles.
A pesar de las medidas implementadas, se calcula que si continúa esta frecuencia, el número de muertes por ECV aumentaría a 23,6 millones para el 2030.
En el marco del Día Mundial del Corazón, que se celebró ayer, la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Fundación Cardiológica Argentina destacaron el compromiso de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de reducir un 25% la mortalidad prematura por enfermedades cardiovasculares para el año 2025.
«Tomar medidas preventivas de concientización, control y continuidad en los tratamientos resulta crucial para llegar a este objetivo y sostenerlo a largo plazo en nuestro país», aseguró el cardiólogo Patricio Martínez, presidente de la Fundación de Estudios para la Salud y la Seguridad Social (FESS).
Según Martínez, la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) demostró que el tabaquismo ha disminuido un 2% y la tasa de hipertensos se ha sostenido: «lo que resulta en un escenario prometedor para continuar trabajando», afirmó el referente de FESS.
Las enfermedades cardiovasculares son producto fundamentalmente de la arterosclerosis, «un depósito e infiltración de sustancias grasas en la capa íntima de las paredes de las arterias».
El origen de este síndrome es multifactorial, pero se ha avanzado ampliamente en su prevención al identificar de forma mensurable los llamados «factores de riesgos cardiovasculares».
La mayor evidencia científica demuestra que la reducción de la mortalidad por enfermedad cardiovascular es consecuencia del óptimo control de esos factores de riesgo.
Sin embargo, existe una gran cantidad de pacientes que presentan eventos cardiovasculares aún cuando los clásicos índices están «controlados».
Por ello, estratificar el riesgo del paciente es una herramienta necesaria para diseñar el tratamiento más apropiado de cada uno de ellos, en lugar de tratar en forma independiente cada factor de riesgo.
Una problemática en aumento
Uno de los datos más inquietantes radica en la creciente prevalencia de los factores de riesgo cardiovascular a nivel mundial, ya que la hipertensión no controlada aumentó de 600 millones a 1000 millones de personas, entre 1980 y 2008; 1 de cada 10 niños en edad escolar padece obesidad infantil; y los casos de diabetes han aumentado más del 50% en los últimos diez años.
Comparando estos valores con los registrados en Argentina en 2013, el sobrepeso y la obesidad han evidenciado un significativo aumento (49% en 2005, 53,4% en 2009 y 57,9 % en el 2013) así como la diabetes, que también se ha incrementado (8,4% en 2005, 9,6% en 2009 y 9,8% en el 2013).
Según la Secretaría de Salud de la Nación, las cifras de mortalidad por enfermedades del corazón representa la muerte de una persona cada siete minutos.
Por eso, «la concientización de la población, el compromiso del Estado y de las sociedades científicas y asociaciones civiles, para trabajar de manera conjunta en reducir estos alarmantes índices, es un gran paso y una responsabilidad que debemos asumir todos», aseguró Roberto Peidro, presidente de la FCA.
¿Cómo cuidar el corazón?
Existen diversos hábitos para mantener un corazón saludable, al respecto, Martínez aconsejó: «Se recomienda controlar periódicamente la presión arterial, moderar el consumo de alcohol y controlar el estrés. Por otro lado, tener una dieta equilibrada y practicar actividad física regularmente es el mejor hábito para fortalecer el corazón y prevenir afecciones cardiovasculares».