El cuerpo decapitado de una mujer fue encontrado este miércoles en el río Paraná y los investigadores sospechan que se trata de Stella Maris Ramírez, la joven desaparecida a principios de este mes en la localidad bonaerense de Lima, informaron fuentes de la investigación.
El hallazgo del cadáver ocurrió esta tarde, alrededor de las 14, a tres kilómetros de la orilla del Club de Pesca de dicha localidad del partido de Zárate, en el noreste de la provincia de Buenos Aires.
Fuentes de la investigación informaron a Télam que unos pescadores observaron la presencia de un cuerpo sin cráneo que estaba enganchado en unos juncos, por lo que avisaron a personal de la Prefectura Naval Argentina (PNA).
Los efectivos trabajaron esta tarde con una lancha de la fuerza para retirar el cuerpo del río y al lograrlo observaron que el mismo también presentaba un largo y profundo corte longitudinal en la zona del abdomen.
Según las fuentes, el cadáver será llevado a la morgue judicial de Zárate, donde los médicos forenses realizarán la autopsia correspondiente para determinar la data y la causa de la muerte y procurar identificarlo.
Los mismos voceros señalaron que el cuerpo se encontraba en un avanzado estado de descomposición y presentaba una «saponificación cadavérica» debido a que evidentemente estuvo en el agua durante varios días y eso posibilitó que flotara con facilidad.
Ese proceso, que en la práctica interrumpió la descomposición de los restos, puede ayudar al médico forense a determinar las causas de la muerte.
La saponificación, que aparece en cadáveres sumergidos en el agua, consiste en el cambio químico que presenta la grasa corporal al convertirse, por hidrólisis, en un compuesto céreo similar al jabón.
Además, con los datos obtenidos a simple vista, los investigadores sospechan que a la mujer la quisieron quemar, le cortaron la cabeza y le abrieron la panza para que se hunda, dijeron las fuentes.
No obstante, el fiscal de la causa, Alberto Gutiérres, esperará el resultado de la autopsia para corroborar esa hipótesis.
«Posiblemente la persona que arrojó el cuerpo lo hizo en una tosquera ubicada a unos kilómetros y fue bajando hasta que finalmente apareció en este lugar», dijo a Télam una fuente con acceso al expediente.
En tanto, Amelia Itatí Lezcano (53), madre del esposo de la víctima, llamado Carlos Entivero (36), quien fue arrestado el viernes último por el presunto femicidio de Ramírez (26), se negó hoy a declarar y seguirá detenida como copartícipe del hecho.
La sospechosa había sido apresada el domingo último en su vivienda de la localidad correntina de San Roque y ayer fue trasladada a Zárate.
Ramírez, oriunda de la provincia de Chaco, desapareció el 2 de agosto último de su casa del barrio Granja 8, en Lima, aunque la denuncia fue realizada el martes de la semana pasada, cuando su familia, que vive en esa provincia norteña, se enteró por amigos y vecinos de que no tenían rastros de ella.
Por ese motivo, voluntarios de la Brigada Canina K9 de Campana, junto con personal de diversas dependencias policiales de la zona y de Policía Científica, llevaron a cabo desde el jueves pasado rastrillajes en la zona de Lima y alrededores.
En la casa de la joven, los pesquisas hallaron mediante el reactivo luminol rastros de sangre en la pared de una habitación, en la parte trasera de una camioneta y en el lavarropas, además de tomar muestras para ser analizadas con el fin de determinar si pertenecían a la desaparecida.
Ante esta circunstancia, el fiscal Gutiérres dispuso el arresto de Entivero, quien también se negó a declarar, y pidió la detención de su madre para determinar el grado de participación en el hecho.
«Vecinos declararon que Lezcano fue la casa de su hijo días después a la desaparición de Ramírez, lavó ropa y volvió a Corrientes», dijo un vocero encargado de la pesquisa.
Al respecto, María Estela Ramírez, madre de la joven desaparecida, declaró que su yerno «es un hombre violento» y que su madre fue cómplice del hecho.
La mujer sostuvo que el día de la desaparición de su hija, la madre del marido viajó desde Corrientes a Lima, en lo que sospecha fue para ayudarlo a deshacerse de evidencias.
Por último, la pareja tuvo una hija que ahora tiene cinco años y que quedó a resguardo de los abuelos maternos.