CLG dialogó con Esteban Freier, presidente de la Cámara Argentina de Comercio e Industria de Bicicletas: "No sabemos si vamos a poder seguir el ritmo de la demanda"
Por Santiago Ceron
Desde la llegada del coronavirus a la Argentina el crecimiento en el uso de la bicicleta es evidente. Durante los últimos meses aumentó notablemente la cantidad de personas que la eligen, no sólo como forma de esparcimiento, sino también como método de transporte diario en las grandes ciudades del país. Esto provocó que, en medio de una profunda crisis económica, las bicicleterías vean sus ventas considerablemente multiplicadas.
Durante los primeros meses de pandemia el gobierno nacional realizó una campaña para desalentar el uso del transporte público, con el objetivo de evitar la propagación del coronavirus. Eso hizo que gran parte de la población posara sus ojos sobre un método de transporte económico y seguro que siempre estuvo: la bicicleta.
En ese sentido, CLG dialogó con Esteban Freier, presidente de la Cámara Argentina de Comercio e Industria de Bicicletas, Partes, Rodados y Afines (Commbi), quien habló sobre el cambio cultural que se está generando y la repercusión en las ventas del sector: «Realmente se ha notado mucha más gente en las bicicleterías en ambas direcciones, ya sea para reparar una bici en desuso, como para comprar una nueva. Tanto para el esparcimiento como para el transporte, vemos mucha gente buscando la bici».
«Para los meses de junio y julio las ventas probablemente crecieron hasta un 50%, en comparación con el mismo período del año pasado», detalló el referente del sector a nivel nacional. «El 2019 fue malo para todos, y el 2020 había arrancado bien. El problema grande fue que el comienzo de la cuarentena nos agarró en una época en la que solemos tener un fuerte movimiento, marzo y abril son meses fuertes para el sector, y lo peor de la cuarentena fue en ese momento que estábamos cerrados», añadió.
Freier destacó que el notable repunte en las ventas ayudó a palear la baja actividad de marzo y abril: «Lo bueno de esto que vino después es que las empresas que tenían stock de producto pudieron vender lo que les quedó del verano y recuperar un poco la pérdida de la cuarentena, en ese sentido fue súper positivo. Nos ayudó a tomar empuje cuando volvíamos de la cuarentena más estricta».
Sin embargo, existe cierta preocupación en las bicicleterías con respecto a si podrán satisfacer la alta demanda: «El problema ahora es entender si vamos a poder seguir el ritmo de demanda. Si esto se mantiene le va a costar a la industria mantenerse a la par, porque realmente está fuera de tiempo. No es una industria que se prepare para vender bien en invierno, se vende bien en verano, por lo que este pico de demanda es difícil de seguir para toda la cadena de valor».
Un vehículo sano, sustentable y económico
El crecimiento en el uso de la bicicleta como transporte diario asoma como una gran noticia por varios factores: «La bici tiene una serie de virtudes propias que están vigentes desde siempre: siempre hizo bien; siempre fue sano, sustentable, amigable con el medio ambiente, económico y rápido. Lo que ha pasado es que en cierta forma la pandemia lo hizo evidente».
«Hay una gran cantidad de personas que quizás nunca evaluó la bici como alternativa, que nunca nos tuvo en su radar, y ahora de pronto entramos porque estamos en una situación muy particular que puso a repensar a todos. La opción de salir desde su propia casa, ir hasta el trabajo sin interactuar con nadie, sin hacer cola y sin cargar la tarjeta de colectivo, asoma como la solución a muchos problemas», añadió.
Sin embargo, no sólo se la está utilizando como un vehículo diario, sino que la bicicleta también es cada vez más elegida para el tiempo libre: «Hay un rebrote de la bici como esparcimiento. Mucha gente que estaba cansada de estar encerrada, se escapa un poco con la bici».