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En medio de la tensión, un club de fútbol une a israelíes y palestinos


Más allá de la religión y el territorio, el club israelí Hapoel Katamon de Israel apuesta al fútbol para unir a las personas, especialmente niños.

El portal RT informó que el Hapoel Katamon realiza un ambicioso proyecto deportivo con el que reúne a pequeños hebreos y árabes para que jueguen entre sí: «En más de 50 zonas de la periferia, hablamos de barrios árabes, judíos ortodoxos, de colonos o palestinos, los niños van a la escuelita de fútbol», explicó Enrique Rosenburt, socio de la institución desde su fundación.

El torneo entre todos los barrios se juega una vez por mes, y muchísimas veces los equipos se mezclan y se incentiva a charlar con los rivales para generar empatía. Pero no todo es diversión: «Antes de cada entrenamiento, los chicos tienen un centro de estudio donde hacen la tarea y recién después juegan al fútbol».

Así, mientras los adultos dirimen sus diferencias con artillería pesada, los más chicos dan el ejemplo.

Para Rosenburt, «Jerusalén es la ciudad más compleja y fascinante del mundo, pero a pesar de mezclarse todas las religiones, a veces los chicos no se encuentran«.

Si bien es cierto que también hay otros clubes donde futbolistas musulmanes y judíos juegan juntos, el Katamon es pionero en generar estos encuentros infantiles, en una ciudad que no le escapa al conflicto con Palestina, y mucho más después de que EE. UU. la reconociera como capital de Israel.

«Tenemos jugadores árabes que juegan juntos con hebreos, que se aman y se respetan mutuamente. Ellos saben que todos son iguales», se enorgullece Barak Ben Yaacov, vocero y miembro de la Comisión Directiva.

Fútbol con ideología

El Hapoel Katamon nació en 2007, cuando hinchas del Hapoel Jerusalem se cansaron de los malos manejos de la institución y decidieron fundar su propio club en la zona. El término Hapoel en español significa trabajador, y Katamon es un barrio de la ciudad. Este humilde club milita en la segunda división y no cuenta con una cancha propia, pero sí tiene una tendencia ideológica bastante clara.

En las tribunas flamean las banderas con Karl Marx, Mahatma Gandhi y el «Che» Guevara, además de mensajes antifascistas, a favor de los refugiados y, por supuesto, el martillo y la hoz, el símbolo más representativo del socialismo.

En las tribunas, judíos, musulmanes, cristianos, ateos, israelíes, palestinos y árabes en general dejan a un lado las diferencias superficiales y se dejan llevar por el espectáculo que atrapa a la mayoría de los seres humanos: 22 tipos corriendo detrás de la pelota.

Los colores de la camiseta son rojo y negro, los mismos que usaron muchos movimientos revolucionarios de América Latina. Sin embargo, las autoridades prefieren que no se identifique al Katamon con una línea política: «No puedes llamarnos un equipo de derecha o de izquierda. Tenemos miembros y fanáticos con opiniones diferentes y eso es lo que nos hace especial», subraya el portavoz.

Desde el lugar de aficionado, Rosenburt acompaña esta idea: «Siempre se intenta mantener un ambiente donde la política no genere discusión e influencia dentro del campo de juego. Sin embargo, existe un consenso de que el mensaje que se quiere pasar dentro de la hinchada, está relacionado con las banderas de la tribuna». El objetivo, afirman, es unir.

Pero, ¿cómo se transmite un mensaje de convivencia desde el deporte mientras afuera vuelan cohetes y morteros? «No es fácil, lo que pasa afuera del estadio también resuena en el club», contesta Enrique. Y continúa: «A pesar de eso, existe una tolerancia para que dentro de la hinchada el mensaje siempre sea inclusivo. Muchos de los hinchas y jugadores han pasado por el Ejército y saben lo que es el conflicto. Como la gran mayoría de israelíes y palestinos, lo que se quiere es vivir en paz y mirar un partido de fútbol sin diferencias».