Política y Economía

Se deshoja la rosa

En los barrios, un sector del socialismo milita por Alberto y Cristina


Si bien aún no hubo pronunciamiento público y explícito a favor de la fórmula Fernández-Fernández, muchos militantes socialistas apoyarán la lista presidencial del Frente de Todos.

Es que mientras el gobernador Miguel Lifschitz fue una pieza clave en el armado de Consenso Federal, representada por el binomio Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, desde otros sectores del partido de la rosa, remarcaron que la fórmula “no los representa” y la calificaron de “conservadora de derecha”. Un quiebre que se potenció tras los comicios provinciales, y puede profundizarse de cara a las elecciones generales del 27 de octubre.

CLG tuvo acceso a información que da cuenta de que algunos militantes barriales distribuyeron boletas de Lavagna y de Alberto Fernández, dejando a criterio de los votantes por quién sufragar.

Por otra parte, trascendió que algunos militantes barriales instaban a votar por Fernández.

“La esencia del Partido Socialista no tiene nada que ver con Lavagna. Y mucho menos con el conservadurismo de Urtubey. Muchos de nosotros en los barrios vamos con la boleta de Alberto Fernández junto a la de Enrique Estévez, nuestro candidato a diputado”, expresó en diálogo con CLG un joven militante socialista de la zona de Grandoli y Gutiérrez. Y agregó: “Lo que verdaderamente importa es que se termine este gobierno macrista”.

El joven, que estuvo presente en el lanzamiento de “Bases” que tuvo lugar el pasado sábado, puso de relieve que el documento fundacional del espacio avala esta “militancia rebelde” dado que vuelca fuertes críticas a la estrategia electoral del socialismo para las presidenciales.

“En la coyuntura de una nueva elección presidencial, Argentina se encuentra en uno de los momentos más difíciles de su historia. La continuidad de Macri representa un futuro de más pobreza, exclusión y dependencia del pueblo y la Nación”, afirmaron en uno de los principales párrafos del escrito.

Y agregaron: “La fórmula nacional Lavagna-Urtubey no sólo es incompatible con las ideas socialistas, sino que además fue el resultado de un proceso de decisiones divorciado de un genuino debate político que haya involucrado a las y los militantes del Partido Socialista”.

Otro dato es que desde el sector también se descartó repetir la actitud que tuvo el Partido Socialista en el balotaje del 2015, cuando se manifestaron a favor del voto en blanco. “No podemos ser meros observadores”, apuntó Di Pollina algunas semanas atrás.

“Nos acusan de díscolos aquellos que derechizan al partido, mientras que nosotros estamos aquí para reivindicar los valores, la historia y la línea ideológica del socialismo”, lanzó el legislador al presentar las ideas estructurales de la agrupación.

“Es evidente que se cometieron muchísimos errores y hay que discutir para saldar esa situación. Es un proceso político interno que hay que abordar inmediatamente. Conozco muy pocos compañeros que quieran apoyar esta fórmula presidencial. La gran mayoría de la militancia está en contra”, agregó. Y reiteró que “apoyará la nómina de legisladores aunque vaya pegada a la boleta presidencial”.

La novedad en aquella ocasión fue que junto al diputado provincial estuvieron la ministra de Educación, Claudia Balagué; el dirigente del Movimiento Nacional Reformista (MNR) Emiliano Pavicich; la concejala electa Lorena Carbajal; el decano de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, Andrés Sciara, además de militantes de distintas localidades de la provincia de Santa Fe.

Esta situación dentro del socialismo no es nueva. Y esta especie de sismo partidario cuenta con dos grandes antecedentes. El primero fue la salida de Héctor Cavallero en 1994. Mientras que más tarde, en 2007, Rubén Giustiniani desafió la autoridad partidaria que encarnaba Hermes Binner, lo que terminó con el ahora titular de Igualdad y Participación fuera del partido.