El papa Francisco convocó este sábado a remover las «piedras del pecado y la desconfianza» y pidió vivir «una fe de Pascua y no de museo», al celebrar en la Basilica de San Pedro la misa de la Vigilia pascual.
«¿Cuál es la piedra que tengo que remover en mí, cómo se llama?», preguntó el pontífice a los presentes al inicio de la segunda de las celebraciones del Triduo Pascual que culminará mañana con la bendición Urbi et Orbi en la Plaza San Pedro, al mediodía romano.
«A menudo la esperanza se ve obstaculizada por la piedra de la desconfianza», se respondió durante su homilía, de frente a 70 cardenales y obispos, y 350 sacerdotes de todo el mundo.
«Cuando se afianza la idea de que todo va mal y de que, en el peor de los casos, no termina nunca, llegamos a creer con resignación que la muerte es más fuerte que la vida y nos convertimos en personas cínicas y burlonas, portadoras de un nocivo desaliento», agregó Jorge Bergoglio, en su séptima misa como pontífice.
La ceremonia comenzó a las 20.30 de Roma (15.30 de Argentina) con la bendición tradicional del nuevo fuego en el atrio de la basílica, que mañana será escenario de la misa pascual.
Francisco llegó luego al altar principal caminando en silencio a través del oscuro pasillo central de la basílica, guiado por una sola vela y por las luces azules del suelo en medio de fieles de todo el mundo que siguieron la celebración.
«Hay una segunda piedra que a menudo sella el corazón: la piedra del pecado», afirmó luego el Papa argentino.
«El pecado seduce, promete cosas fáciles e inmediatas, bienestar y éxito, pero luego deja dentro soledad y muerte. El pecado es buscar la vida entre los muertos, el sentido de la vida en las cosas que pasan», planteó Francisco.
En la vigilia más importante para los cristianos, el Papa Francisco bautizó este sábado a 8 adultos, 3 mujeres y 5 hombres, de edades comprendidas entre 20 y 60 años: son 4 de Italia; una de Ecuador; uno de Perú; una de Albania y una de Indonesia.
«Pidamos la gracia de no dejarnos llevar por la corriente, por el mar de los problemas; de no ir a golpearnos con las piedras del pecado y los escollos de la desconfianza y el miedo», pidió en su mensaje.
«Es esencial volver a un amor vivo con el Señor, de lo contrario se tiene una fe de museo, no la fe de pascua», agregó.
Mañana el pontífice encabezará la misa de Pascua desde las 10 de Roma (5 de Argentina) en la Basílica de San Pedro, y dos horas más tarde se asomará al balcón central para, de frente a la Plaza, dar la bendición Urbi et Orbi.
Durante la bendición, según confirmaron fuentes vaticanas a Télam, el pontífice se referirá a más de seis conflictos mundiales que preocupan a la Santa Sede, entre ellos Siria, Tierra Santa, Yemen, Nicaragua, Venezuela e Irak.