Carlos Bianco, jefe de Gabinete del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, fue crítico con la oposición por el tema sanitario
El jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, acusó a Juntos por el Cambio de actuar como una oposición «absolutamente irresponsable y siniestra» frente a la situación sanitaria que generó el aumento de casos en la segunda ola de coronavirus y advirtió que es «muy inescrupuloso» que los dirigentes y máximos referentes de esa coalición «estén dispuestos a que se prendan fuego la Provincia o el país en pos de sus intereses particulares».
En una entrevista con Télam, el funcionario subrayó que la situación de las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) por el ascenso en la curva de contagios de las últimas semanas es «un dato dramático» y que, en ese contexto, el mayor objetivo de la administración del gobernador Axel Kicillof es «privilegiar la salud y la vida de los bonaerenses» mientras avanza la campaña de vacunación.
—¿Cuál es el panorama sanitario en la Provincia?
—Sigue siendo muy preocupante por el aumento de los casos de las últimas 6 semanas y la ocupación de camas es la más alta desde el comienzo de la pandemia. Los casos siguen aumentando, pero hay cierta desaceleración. Los contagios están estabilizados, pero estamos en una planicie de 12 mil casos promedio diarios.
—¿Eso resiente el sistema de salud?
—Sí, porque los casos de esta semana, serán personas que en 10 días entrarán en terapia intensiva. Un porcentaje de esa gente, en 15 días fallecerá. Seguimos ampliando el sistema, abrimos esta semana 250 camas de terapia intensiva e incorporamos respiradores, pero si el aumento de casos es exponencial, no hay posibilidad humana de atenderlos. Si podemos bajar los casos, el panorama es otro mientras vacunamos.
—¿Las medidas adoptadas a nivel nacional fueron correctas?
—Claro que sí. Lamentablemente, por una posición política de la oposición se generó un ruido innecesario respecto a la suspensión de clases presenciales por 15 días en el AMBA. Fue un error de la oposición, fue poco feliz. Tampoco lo van a poder capitalizar políticamente porque no sirve especular con estas situaciones. Hubo, además, una manipulación de la Justicia porteña en competencias en las que no tienen jurisdicción. No ha sido una decisión inteligente ni sana en el marco de la pandemia.
—¿Analizan nuevas medidas para bajar los casos y no sólo estabilizarlos?
—La clave es cumplir a rajatabla las medidas, es la única manera en que los casos podrán bajar y que no tengamos un colapso en el sistema sanitario. Gracias al esfuerzo del Gobierno nacional, el de la provincia, los municipios y de todo del pueblo, el año pasado el sistema no colapsó. Pero ahora la situación es otra: los casos aumentaron mucho, hay otras cepas mucho más contagiosas y letales. De cada 10 personas que entran a terapia intensiva con Covid-19, 7 mueren. Es un dato dramático.
—¿Las clases presenciales son un foco de contagio?
—En todo el mundo, cuando aumentó mucho la circulación o las clases, subieron los casos. No digo que las clases sean un problema en sí mismo, porque no lo son. Pero también es falso decir que no hay contagios en la escuela. El virus está circulando en todos lados. Te podés contagiar en la calle, en la escuela, en el bingo, en el teatro o en el comercio si no está la ventilación ni el distanciamiento adecuado.
—¿Por qué Horacio Rodríguez Larreta dejó de coordinar las medidas con ustedes?
—Se empezó a romper algo con el tuit que publicó Mauricio Macri instando a los intendentes de la provincia de Buenos Aires a que no hagan caso a las medidas de los Gobiernos nacional y provincial. Por suerte, sólo un puñado de intendentes quiso implementar esa instrucción política. Les salió mal. El otro momento fue el martes 6, cuando nos reunimos con (el jefe de Gabinete) Santiago Cafiero y (la ministra de Salud) Carla Vizzoti, Miguel y Quirós, el (viceministro de Salud bonaerense) Nicolás Kreplak y yo. Nosotros llevamos la propuesta de 15 días de cierre duro de todas las actividades para darle un martillazo a la curva de contagios y hacerla descender. Ellos llevaron otra propuesta que tenía algunas medidas de restricción más suaves. Al mismo tiempo, su jefe político estaba con Macri y el resto de los referentes de la mesa nacional del PRO firmando un comunicado que decía que no iban a acatar ninguna de las restricciones que pusiera el Gobierno nacional. Fue una movida claramente política para moverse como oposición dura.
—¿Cómo afectó eso en la Provincia?
—Muchos de sus propios intendentes aceptaron las medidas y nos pidieron más restricciones, como por ejemplo el intendente de General Villegas, que solicitó pasar a fase 2 e implementar clases no presenciales. Nos parece sano, sabio y responsable de su parte. Por suerte, muchos referentes de JxC no se van a suicidar políticamente ni van a mandar a morir a su gente. Están los que tienen responsabilidad de gestión y política, y los irresponsables respecto de todo.
—¿Cómo analiza la actitud de esos referentes «sin responsabilidades de gestión»?
—Ya no me generan ni indignación. Me da pena que una fuerza política que tuvo la oportunidad de gobernar el país, la provincia más grande y la ciudad principal de la Argentina no lo haya aprovechado. Por algo perdieron por paliza en las elecciones. Las únicas herramientas que tienen son estos escándalos que montan, los llamados casi a la sedición, los intentos de que el país se sumerja en la anarquía, no acatando decretos o las medidas. Me parece muy inescrupuloso y peligroso que estén dispuestos a que se prenda fuego la provincia de Buenos Aires o el país en pos de sus intereses particulares. Es una oposición absolutamente irresponsable y siniestra. Como táctica política, les salió muy mal. Hace falta mirar TN y Clarín para ver que dicen todo lo contrario a lo que ellos planteaban: las clases aumentan los contagios y hay menores de edad en terapia.
—¿Se cortó el diálogo o ustedes mantienen canales abiertos?
—Independientemente del barullo político que pueda haber, cuando necesitamos hablar, hablamos. Tenemos que coordinar sí o sí, no queda otra. Seríamos unos irresponsables si no lo hiciéramos. Yo hablo con (Felipe) Miguel cada vez que necesito acodar temas del manejo de la pandemia; (Daniel) Gollan hace lo mismo con (Fernán) Quirós y el gobernador con el jefe de Gobierno. Sería suicida para nosotros no coordinar medidas sanitarias con la Ciudad. Vino sucediendo muy bien hasta la instrucción política de Macri de oponerse a cualquier medida. Pero nosotros tenemos el teléfono abierto.
—¿Qué pasa después del 30 de abril si los casos se estabilizan pero no bajan?
—Las medidas tienen un principio y un fin. Después del 30 veremos qué pasa. Creo que terminaremos esta semana con un número parecido a la pasada, cosa que empieza a ser una pequeña luz de esperanza respecto del posible control de la situación sin tener una saturación masiva del sistema sanitario. El gobierno de la Ciudad está estableciendo un esquema de presencialidad reducida sin que nadie se lo pida porque sabe que le erró. Hasta hace dos días la presencialidad era intocable. Parecía que se acababa el mundo si los alumnos perdían un minuto de presencialidad e íbamos a tener generaciones de chicos sin la formación necesaria. Obviamente nosotros también tenemos todas las posibilidades planteadas y estamos dispuestos a adaptarnos rápidamente. En lo que no vamos a claudicar es en privilegiar la salud y la vida de los bonaerenses.