En 2018, al menos 164 personas murieron en todo el mundo por defender el medio ambiente, lo que supone más de tres delitos a la semana. Esta es la trágica cifra que reveló este martes la ONG Global Witness.
Aluisio Sampaio Dos Santos en Brasil, Nixon Mutis en Colombia, Agudo Quillio en Filipinas, Rahmat Hakiminia en Irán. Los 164 nombres, escritos en letras blancas sobre fondo negro, son la introducción al informe de Global Witness.
A la cabeza de la lista de los países más mortíferos está Filipinas, con 30 activistas medioambientales asesinados el año pasado. 24 personas fueron asesinadas en Colombia y 23 en la India.
«Este es un fenómeno que se puede ver en todo el mundo: los defensores del medio ambiente y de la tierra, muchos de los cuales son representantes de los pueblos indígenas, son considerados terroristas o criminales porque defienden sus derechos o simplemente porque viven en territorios codiciados por otros», dice Vicky Tauli-Corpuz en el informe, Relatora Especial de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Según este informe anual, el número de asesinatos de activistas medioambientales es inferior al anterior (207 víctimas en 2017), pero podría subestimarse en gran medida, ya que muchos delitos se producen en zonas remotas y no siempre se registran.
Manifestarse contra los proyectos mineros, un gran riesgo
La ONG enumera las diferentes causas por las que los activistas fueron asesinados. Los proyectos de minería y extracción están en lo más alto de la lista, con 43 personas muertas en la lucha contra tales actividades. La segunda causa más «peligrosa» se refiere al procesamiento de alimentos (21 asesinatos), seguida por el agua y las presas (17 asesinatos).
Según Global Witness, el evento más mortífero ocurrió en India, en el estado de Tamil Nadu. 13 personas murieron durante una manifestación contra una mina de cobre.
En Filipinas, el estado más mortífero, nueve agricultores de caña de azúcar, entre ellos mujeres y niños, fueron asesinados en la isla de Negros, al igual que sus abogados unos días después.
Militantes criminalizados: «terroristas y enemigos del Estado»
Más allá de los crímenes, la ONG también denuncia la intimidación que sufren cada vez más los defensores del medio ambiente, silenciados o encarcelados en muchos países. El informe se refiere en particular al caso de Irán, donde los activistas medioambientales son considerados terroristas o enemigos del Estado, citando el caso de nueve activistas encarcelados por espionaje.
Global Witness también cita el caso del Reino Unido, que ha reprimido masivamente las manifestacionesantifracking (fracturas hidráulicas masivas), modificando las leyes nacionales para prohibir ciertas manifestaciones.
También se señala el papel de los inversores, como los bancos de desarrollo. Algunas empresas son acusadas de facilitar la violación de los derechos de los activistas.
Fuente: Euronews