La neumonía es una enfermedad respiratoria caracterizada por una infección en los pulmones y se estima que en Argentina se producen más de 150 mil casos por año en personas mayores de 18 años, tras un estudio local realizado en la ciudad de General Roca, en Río Negro.
El mencionado trabajo fue publicado en el British Medical Journal y, entre otros datos preocupantes, mostró una mortalidad del 19 por ciento en los mayores de 65 años a los 14 días de internarse, cifra que alcanza al 38 por ciento al cabo de un año del diagnóstico.
Si bien puede ser producida por virus y hongos, la neumonía generalmente es causada por bacterias, entre las cuales la más común es el neumococo (Streptococcus pneumoniae) y los síntomas más frecuentes son tos, fiebre, escalofríos, dificultad para respirar y frecuencia cardíaca aumentada.
«El neumococo es responsable de una importante carga de enfermedad en la población adulta, manifestándose tanto como formas localizadas (neumonía aguda de la comunidad) o como enfermedad invasiva (meningitis, sepsis)», indicó el doctor Gustavo Lopardo, médico infectólogo y ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
La neumonía por neumococo, que también afecta a la población infantil, cuenta con dos vacunas para prevenir su aparición: la vacuna conjugada de 13 serotipos (VCN13) y la vacuna polisacárida de 23 serotipos (VPN23).
Desde 2012, Argentina cuenta con la vacuna VCN13 en el calendario nacional gratuito y obligatorio para todos los menores de 2 años y desde el año 2017 se suma a esta estrategia nacional la vacunación con esquema secuencial, VCN13 y VPN23 para personas con factores de riesgo y mayores de 65 años.
En tanto, si bien existen antibióticos para la neumonía por neumococo, la letalidad –que de acuerdo a datos oficiales ronda el 12 por ciento– no ha variado en los últimos 50 años, razón por la cual se hace imprescindible poner en práctica una estrategia preventiva mediante la vacunación y, no obstante, las coberturas de vacunación, sobre todo en adultos y adultos mayores, siguen siendo subóptimas.
Por tal motivo, la SADI lanzó por tercer año consecutivo su campaña Evitemos la Neumonía, dirigida a los mayores de 65 años y a las personas de entre 18 y 64 años con factores de riesgo, con el objetivo de incrementar la concientización en la comunidad sobre la neumonía y la importancia de ayudar a prevenirla mediante la vacunación.
«El esquema secuencial de vacunación contra el neumococo está recomendado para todas aquellas personas entre 18 y 64 años con condiciones crónicas, como enfermedades cardíacas, respiratorias (EPOC, asma), renales, diabetes, inmunodeficiencias congénitas o adquiridas y personas trasplantadas, tabaquismo, entre otras, presentando la prescripción médica», indicó la doctora Carla Vizzotti, médica infectóloga y miembro de la Comisión de Vacunas de la SADI.
El desafío de vacunar a los adultos
La doctora Vizzotti además señaló que «la transición de la vacunación del niño a la familia es un gran desafío. Sin dudas, son múltiples las causas por las cuales los adultos con condiciones de riesgo y los adultos mayores de 65 años no acceden a la vacunación. Han desaparecido enfermedades gracias a las vacunas, por lo que las nuevas generaciones no vivieron brotes, ni conocieron las enfermedades».
«Esto hace que la percepción de riesgo disminuya y no valoren la importancia de vacunarse. Otra barrera relevante es el acceso a la información, conocer la disponibilidad de esta herramienta clave para la prevención es fundamental para poder demandar este derecho. Por este motivo, el desafío de la SADI es difundir la relevancia del tema y estimular en la población la demanda de las vacunas», añadió.
Por su lado, Lopardo manifestó: «También existe la falta de la recomendación médica, lo que se suma a la creencia de que vacunarse es sólo para los chicos. Hoy sabemos que si el médico recomienda la vacuna y el paciente está de acuerdo, la tasa de vacunación es altísima, pero si el médico no la recomienda o desestima esa posibilidad, esa persona no se vacuna».
El médico comentó luego: «Por eso, es fundamental la actitud del médico, sobre todo del médico de cabecera. Los medios de comunicación también cumplen un rol fundamental en la transmisión de este mensaje, tanto a la sociedad en general como a la comunidad médica».
«Debemos instalar este cambio en la comunidad médica y en la sociedad civil. Así como los pediatras saben que hay que vacunar a los chicos, hay especialidades que tienen que estar al tanto de las recomendaciones: los diabetólogos, cardiólogos, neumonólogos y los médicos de cabecera, entre otros. No hay que perder las oportunidades de recomendar a los pacientes que se vacunen», dijo.