En un documento afirmó que "se trata de heridas profundas, que difícilmente se cicatrizan, por las cuales no se pedirá nunca suficiente perdón"
El Vaticano reclamó hoy que «la Iglesia entera» combata los abusos sexuales por parte de sacerdotes, al tiempo que denunció que esos ataques dejan «heridas profundas, que difícilmente se cicatrizan».
«No podemos olvidar el sufrimiento vivido por personas menores y adultos vulnerables a causa de abusos sexuales, de poder y de consciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas», planteó el Vaticano en un documento publicado este martes que servirá de preparación para el próximo sínodo de obispos a nivel mundial.
El denominado «Sínodo sobre la Sinodalidad» se abrirá el 9 y 10 de octubre en Roma y el 17 de octubre en las Iglesias particulares, para concluir con la asamblea de los obispos del mundo en el Vaticano en 2023, informó la Santa Sede.
«Continuamente somos interpelados como Pueblo de Dios a asumir el dolor de nuestros hermanos vulnerados en su carne y en su espíritu: por mucho tiempo el de las víctimas ha sido un clamor que la Iglesia no ha sabido escuchar suficientemente», agregó el texto sobre el que obispos de todo el mundo trabajarán como base para la reunión de obispos.
El documento, presentado en conferencia de prensa en el Vaticano, afirmó además que «se trata de heridas profundas, que difícilmente se cicatrizan, por las cuales no se pedirá nunca suficiente perdón y que constituyen obstáculos, a veces imponentes, para proceder en la dirección del caminar juntos».
«La Iglesia entera está llamada a confrontarse con el peso de una cultura impregnada de clericalismo, heredada de su historia, y de formas de ejercicio de la autoridad en las que se insertan los diversos tipos de abuso (de poder, económicos, de conciencia, sexuales), plantea el escrito, primer documento oficial del Sínodo que llevará por lema «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión», precisó.
Finalmente, el documento clamó: «Pidamos juntos al Señor la gracia de la conversión y la unción para poder expresar, ante estos crímenes de abuso, nuestra compunción y nuestra decisión de luchar con valentía».
El Sínodo de octubre es un desafío lanzado por el Papa para «consultar al pueblo de Dios» cómo articular una sinodalidad real en la Iglesia, es decir un mecanismo de decisión y actuación con mayor horizontalidad.
«No podemos escondernos: la misma Iglesia debe afrontar la falta de fe y la corrupción también dentro de ella», planteó por último el documento.