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“El último romántico del fútbol”, un libro que repasa la carrera de Menotti


Relatos y recuerdos de lo que significó el Flaco para el fútbol argentino. "Él piensa que a la victoria se puede llegar respetando a la pelota y al juego", afirma uno de sus escritores

Por Ariel Gómez

El año deportivo en Argentina comenzó con una noticia que sorprendió: César Luis Menotti fue designado como Director de Selecciones Nacionales de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). De esta manera, el Flaco, rosarino de barrio Fisherton, vuelve a trabajar en el fútbol luego de haber sido mánager de Independiente en 2010. Su último equipo como entrenador fue Tecos (México), conjunto al que dirigió en 2007.

Carlos Viacava y Gustavo García son periodistas del diario La Prensa y en el mes de diciembre, casi de manera premonitoria, publicaron Menotti: El último romántico, un libro que recorre la vida deportiva del entrenador.

“Tratamos de hacer lo más parecido a una biografía futbolera del Flaco. No sobre su vida, sino sobre quién fue el Menotti futbolista y director técnico; cuál es el fútbol que pregonó, en qué equipos pudo llevarlo a cabo, y en cuáles no. El libro trata de redescubrir a una persona tan ligada al fútbol argentino pero con una historia muy perdida en el tiempo. Vale la pena evocar a un personaje como él”, cuenta Viacava en diálogo con CLG.

“Podríamos decir livianamente que es el técnico que le dio a nuestro país el primer Mundial. También podríamos definirlo como el abanderado de una forma de defender el fútbol, vinculada con una forma ‘romántica’, establecida como la nuestra. Pero básicamente es el propulsor de una idea de hacer del fútbol más que una cuestión de resultados”, asevera.

La idea del libro fue de García, que, al quedar muy apegado al Boca dirigido por Menotti en 1987, comenzó el proyecto hace diez años. “Gustavo es muy hincha de Boca y no tiene ningún empacho en reconocerlo. Estaba enloquecido con lo que fue ese equipo, que fue una revolución momentánea, pero revolución al fin. Un equipo que venía de malas campañas al que Menotti le devolvió un poco de ilusión”, señala. García empezó a juntar material, hacer entrevistas, pero sin poder terminar de encontrarle el rumbo a semejante trabajo. “Nos reunimos hace un par de años con todo lo que tenía, le pegué una simple mirada y le dije que teníamos la posibilidad de presentar al último romántico del fútbol”, continuó. En esa primera charla surgió lo que finalmente fue el título del libro.

Menotti comenzó su carrera como futbolista en Central. Luego la siguió en Racing y Boca. Armó las valijas y se fue al incipiente fútbol de los Estados Unidos para jugar en New York Generals. Su siguiente escala estuvo en Brasil, vistiendo la camiseta del famoso Santos, para finalizar su carrera en Juventus de San Pablo. “No teníamos muchos datos de su etapa como jugador, aunque tal vez en Rosario tengan algún recuerdo; para el público de Buenos Aires es como que nunca fue futbolista”, puntualiza Viacava, que agrega: “Encontramos en los testimonios de gente como Federico Sacchi, quien afirmaba que era lento, pachorriento, pero con un gran panorama del juego y pegada. Eso nos dio una punta para empezar a entender por qué consideraba que el fútbol se juega haciendo correr a la pelota y no al jugador”.

A lo largo de las 258 páginas que componen este trabajo, se pueden encontrar los más variados testimonios de personajes que han convivido de alguna manera con el rosarino, como es el caso de Carlos Babington, ex jugador del Huracán del 73, quien destacó que “una de las mejores cosas de Menotti es la facilidad para transmitir sus ideas y de alentar a los jugadores más allá de sus capacidades”.

Su primera experiencia como entrenador la tuvo en Newell’s de la mano de Miguel “Gitano” Juárez, y dirigió además a Huracán, Boca, River, Independiente y a Central. En España hizo lo propio con Barcelona y Atlético de Madrid, y varios equipos internacionales se suman a su currículum vitae: Peñarol (Uruguay), Sampdoria (Italia), y en México estuvo al frente de Puebla, Tecos y de la propia selección Tricolor.

—¿En qué equipos se pudo ver la mayor expresión de su idea futbolística?

—Sin dudas se vio en el Huracán del 73. Era una época de planteos defensivos  y mucho conservadurismo en el fútbol. El Racing de José, el Independiente de Brandao y el Huracán de Menotti son los que quisieron hacer algo distinto. La selección juvenil que fue campeona en 1979 también se le pareció mucho.

Tras 37 años, de la mano de Claudio Tapia, presidente de AFA, vuelve a trabajar con las selecciones de Argentina. “Me sorprendió y me desconcertó -enfatiza Viacava-. Si uno tiene que pensar la ligazón con la selección, tendría que referirse obligadamente a la persona que modificó los esquemas, que revolucionó las selecciones a partir de 1974. Él encaminó el proceso que terminó en el título. El tema es que Menotti llega como cabeza de un proceso que no diseñó. No eligió a Lionel Scaloni como DT de la selección mayor, ni designó a los entrenadores de las juveniles. Entonces, más que cabeza de un proceso, sólo lo veo como una guía para un grupo de entrenadores que son muy jóvenes y que tienen un largo recorrido por delante, pero que todavía carecen de la experiencia para afrontar una responsabilidad como la que tienen”.

—¿Cuál es el legado que el Flaco le dejó al fútbol?

—El legado es que, partiendo de la base de que todo el mundo juega al fútbol para ganar, no puede ser que el resultado avale todo, lo bueno y lo malo. Lo que tiene que quedar, además del resultado, que es lo que se busca, es dejar en claro que a la victoria se puede llegar respetando la pelota y el juego, respetando el fútbol jugado como un arte. Puede sonar como muy iluso o ingenuo, pero es la eterna búsqueda de un ideal estético que puede no conducir a conseguir victorias, pero sin dudas muestra una firmeza de la creencia que el fútbol es mucho más que ganar o perder.